BARRIO DEL ALBAICÍN

Lo que pretendo con esta presentación global del barrio del Albaicín no es hacer un estudio exhaustivo del mismo desde el punto de vista geográfico, histórico, artístico, etc. sino darle, a todas las personas que nos visitan, unos elementos y unas referencias básicas para que sepan dónde se encuentran y, de esta manera, despertar en ellas una inquietud que, unida a la curiosidad innata de toda persona, les lleve a descubrir un barrio que es algo más que un barrio: es un lugar Patrimonio de la Humanidad.
UBICACIÓN
El barrio del Albaicín se encuentra ubicado al pie del cerro de San Miguel, en la colina que se alza en la margen derecha del río Darro, enfrente de la Alhambra.
Esta ubicación condicionará mucho su estructura y el trazado de sus calles, pero sin perder de vista el concepto que de barrio y de calle se tenía en el mundo musulmán. Más adelante hablaremos de ello.
¿DE DÓNDE PROCEDE EL NOMBRE ALBAICÍN?
Los historiadores y los investigadores no se ponen de acuerdo en la procedencia del nombre y dan tres versiones distintas:
a) Para unos historiadores, el nombre procede de los habitantes de la ciudad de Baeza que, tras la batalla de las Navas de Tolosa en 1212, y, sobre todo, tras la conquista de la ciudad por Fernando III el Santo en 1227, abandonan Baeza para trasladarse a la ciudad de Granada y se instalan en la parte alta del Albaicín, fuera de las muralla de la Alcazaba Qadima. Estos pobladores eran los Al-Baezzin o Al-Bayyazin. De ahí el nombre
b) Para otros historiadores, entre ellos Luis Seco de Lucena, el nombre proviene del término árabe Rabad al-bayyasin, que se podría traducir como «Barrio de los Halconeros» por la importancia que tenía, entre ellos, la cetrería.
c) Otros afirman que el nombre procede de un término árabe que significa «barrio en cuesta» o «barrio en pendiente», como se atestigua en los Papeles del Darro
Cualquiera que sea la explicación, lo que a nosotros nos interesa es el nombre: Albaicín
¿QUÉ ENTENDEMOS CUANDO NOSOTROS DECIMOS: ALBAICÍN?
Cuando nosotros hacemos referencia al Albaicín nos estamos refiriendo a una barrio de Granada cuyos límites son: La Acera de San Ildefonso, la Puerta y calle Elvira, Plaza Nueva, Carrera del Darro, Paseo del Padre Manjón (Paseo de los Tristes), Cuesta del Chapiz, Calle de San Luis y Camino de San Antonio.
Hasta que se generalizó el nombre de Albaicín, en el siglo XV, para todo el espacio que hemos delimitado con anterioridad, existían distintos barrios en la colina, ya que, según Torres Balbás, los barrios de las ciudades hispanomusulmanas eran de muy desigual extensión y, con frecuencia, reducidísimos: algunos comprendían una sola calle
a) La Alcazaba Qadima. Recinto amurallado ( se fue ampliando con el paso del tiempo) y que englobaba lo que, actualmente, es el núcleo central del barrio: la Plaza Larga, La Plaza de San Nicolás, la Plaza de San Miguel Bajo, las Tomasas, hasta San Juan de los Reyes.
b) El Albaicín. Arrabal , fuera del recinto amurallado, situado en la parte oeste del Cerro de San Miguel y en la cara sur del Cerro de San Cristóbal. Es decir, al norte de la Alcazaba Qadima
c) El Zenete. Arrabal ubicado en la ladera oeste del actual barrio, dominando la parte baja de la ciudad y la vega de Granada. Su límite es la calle Elvira. Zenete significa «en ladera»
d) Los Axares. Arrabal comprendido entre San Juan de los Reyes y el río Darro. En este barrio se asentaron la nobleza (también en el Realejo) y las clases pudientes tras la conquista de la ciudad de Granada, de ahí la cantidad de palacios que hay en el mismo.
Este conglomerado formado por la Alcazaba Qadima, el Albaicín, el Zenete y los Axares, es el actual barrio del Albaicín

EL ENTRAMADO URBANO DEL ALBAICÍN
Para entender el entramado urbano que define al Albaicín, vamos a acudir a D. Leopoldo Torrés Balbás, insigne arquitecto y restaurador, que estuvo trabajando en la restauración de la Alhambra y el Generalife.
En su libro «Las ciudades hispano-musulmanas» nos hace una descripción que podemos aplicar perfectamente al Albaicín y que refleja, de manera exacta, lo que era antes de las transformaciones que se produjeron tras la conquista de la ciudad y la cristianización del barrio.
En toda ciudad hispano-musulmana existía un núcleo central amurallado (La madina o medina) y una serie de arrabales relativamente autónomos y casi siempre protegidos por una cerca (la del Albaicín era la cerca de Don Gonzalo) independiente de las murallas de la Medina.
Los arrabales se componían de barrios de muy desigual extensión, algunos tan pequeños que se constaban de una sola calle. Estos barrios tenían puertas en sus extremos que se cerraban de noche (esto hacía posible que en tiempo de revueltas pudieran resistir tiempo en los barrios. Un ejemplo lo tenemos en el enfrentamiento de Boabdil con su tío El Zagal por el trono de Granada) Las gentes se agrupaban en los barrios por su origen (al Baezzin), por su actividad comercial (Al-Fajjarin: los Alfareros), por su situación topográfica (Alhacaba: la Cuesta), etc. La separación y el aislamiento de los arrabales, los barrios y las calles; la angostura y tortuosidad de estas últimas; los pasadizos y los muros y puertas de cerramiento, respondían a una necesidad primordial de defensa. En períodos frecuentes de inseguridad y revueltas, si la cerca exterior protegía del enemigo, todos esos otros obstáculos eran necesarios para defenderse del interior, más peligroso por más cercano. Los vecinos para disfrutar de una relativa tranquilidad necesitaban vivir apretados unos con otros. Además de esa necesidad de defensa, el trazado de las calles traducía el concepto que de la vida urbana tenían sus habitantes. La gente acudía a la parte central de la ciudad para sus actividades religiosas, artesanales, comerciales, preo sus viviendas se secondían en el fondo de callejones apartados y silenciosos Una de las características que diferenciaban a las ciudades musulmanas era el trazado de sus calles. Del centro arrancaban calles angostas, quebradas, tortuosas, de las que partían un gran número de callejones sin salida que se ramificaban como un laberinto. Las calles se consideraban vías privadas, propiedad de los vecinos por las que accedían a sus casas. En las ciudades islámicas son las casas las que al irse yuxtaponiendo determinan las calles. Así se explica su trazado. En el interior de su recinto no existían grandes espacios libres. En la red de calles y callejuelas que se cortaban, el caprichoso ensanchamiento o el cambio de dirección formaban como pequeñas plazoletas de reducida superficie. Junto a las pezquitas solía haber una plaza un poco más amplia.
Querido Paco aquí estoy leyendo tu página.Besos. Flora
Hola amigo Paco, gracias por tus magníficos trabajos. He pasado unos buenos ratos leyéndolos. Animo y continua. Son de un gran valor informativo y documental. Nos vemos, un abrazo.
Para tanta escrupulosidad para dejar un comentario, no es, a mi juicio, necesario solicitar tanta y tantas exigencias, de lo contrario estaríamos acorralados sin necesidad, a mi juicio, alguna, yo escribo, pero no exija o mejor, sólo me encanta que lean lo que escribo, aunque no comenten nada de nada, pero sí sé cuando lo leen y con eso me fasta, aunque agradezco el comentario que algunos realizan.