AVENIDA DE LA CONSTITUCIÓN

Nuestro paseo de hoy, tranquilo y sosegado, va a discurrir por una de las calles más importantes de la ciudad, que, tras la última reforma a que ha sido sometida, se ha convertido en un bulevar de personajes ilustres, nacidos o no nacidos en Granada, pero relacionados con nuestra ciudad: La Avenida de la Constitución

Avenida de la Constitución
Avenida de la Constitución. Granada. Foto: Francisco López

Antes de adentrarnos en cada uno de los personajes que encontramos a lo largo del bulevar, voy a dar unas breves pinceladas de la calle, su evolución histórica y los distintos nombres que ha tenido.

La calle tuvo su origen en 1504 cuando los RR. Católicos instalaron el campamento militar de San Lázaro (situado en el actual barrio de San Lázaro). La calle servía para comunicarse con la ciudad. Pero fue a partir de la llegada del ferrocarril a la ciudad y la construcción de la estación en la avda. de Andaluces en 1874, cuando la calle se convierte en una de las principales entradas y salidas de la ciudad.

La estructura de la calle fue diseñada como un bulevar que constaba de: una vía central para vehículos, dos amplias aceras para los peatones, en las que se plantaron Plátanos de Indias que daban sombra a la avenida, y dos calzadas laterales por las que circularían  los tranvías a partir de 1917, fundamentalmente los que procedían de la línea Santafé- Chauchina-Fuente Vaqueros y los de la línea Pinos Puente – Atarfe

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Los que tenemos unos ciertos años nos acordamos cuando la Avda. de Calvo Sotelo era el bulevar que he descrito anteriormente. Paseábamos bajo la sombra de los plátanos de Indias y veíamos circular los tranvías por los laterales. Esta visión que hoy recordamos con nostalgia se rompió a raíz del pleno municipal del 6 de julio de 1973 en el que se tomó en consideración el proyecto de adecentamiento y modernización de la Avda. de Calvo Sotelo. Para esa época, los tranvías ya habían dejado de circular en Granada. La remodelación de la calle se llevó a cabo a partir de 1974. Según el alcalde, lo que se pretendía era modernizar Calvo Sotelo para convertirla en una avenida moderna que permitiera mayor velocidad y fluidez en el tráfico de entrada y salida a la ciudad. Se talaron los plátanos de Indias (430), desaparecieron los aparcamientos en superficie y las vías de los tranvías, y se ampliaron las vías de circulación de vehículos.

En el año 2006 se remodela de nuevo la Avda, se construye un aparcamiento subterráneo que sacó a la luz los restos de la primera plaza de toros que hubo en Granada, se crea un paseo central con jardines en sus laterales y se reduce la circulación de vehículos quedando circunscrita a los laterales de la misma.

A pesar de los problemas que ha habido, la última remodelación ha recuperado la Avda. para los peatones, siendo una de las calles más transitadas por los granadinos de todas las edades.

A lo largo del tiempo, esta avenida ha tenido distintos nombres, nombres muy relacionados con el devenir político de España: Real de San Lázaro, Avda. Alfonso XIII, a partir de 1931 se llamará Avda. de la II República, durante la Guerra Civil se le cambiará el nombre, concretamente el año 1937, pasando a llamarse Avda. Calvo Sotelo y, por último, adoptará el nombre de Avda. de la Constitución a partir de 1981

PERSONAJES ILUSTRES

Comenzamos nuestro recorrido en la confluencia de Avda. de la Constitución con la Gran Vía de Colón.. Nos vamos a encontrar una serie de esculturas que tienen dos características en común que responden a las condiciones que exigió el Ayuntamiento para poder ser colocadas en el bulevar: ser de bronce y realizadas a tamaño natural. La única que no responde al tamaño natural es la primera que encontramos y  dos utilizan también como material la chapa.

  GONZALO FERNÁNDEZ DE CÓRDOBA «EL GRAN CAPITÁN»

La primera figura que encontramos es un busto, o mejor dicho, una gran cabeza hueca esculpida en chapa por el escultor Miguel Moreno y que representa a Gonzalo Fernández de Córdoba, el «Gran Capitán

El Gran Capitán, título que le dieron sus soldados en 1496 tras infringir una severa derrota a los franceses en la batalla de Atella, en Italia, nació en Montilla el 1 de septiembre de 1453 y murió en Granada el 2 de diciembre de 1515, pocos meses antes que el Rey Fernando.

En su vida militar destacó en dos grandes campañas: La Guerra de Granada las Campañas en Italia.

En la Guerra de Granada destacó como soldado en el asalto de Antequera y de Castillo Tajarja. Ya como jefe participó en la conquista de Íllora, Montefrío y Loja. En esta última ciudad hizo prisionero al propio rey Boabdil del que llegaría a ser su amigo y con el que negoció, por mandato de los RR. Católicos, la rendición de Granada. Como compensación por sus servicios fue nombrado alcaide de Loja, recibió una encomienda de la Orden de Santiago, el Señorío de Órgiva y rentas sobre la producción de seda granadina.

Las Campañas Italianas fueron dos: 1494-1498 1501-1505 y tuvieron como objetivo fundamental defender el Reino de Nápoles que había sido atacado por los franceses. Además, ayudó al Papa Alejandro VI a defender los estados Pontificios y la ciudad de Roma. Batallas míticas fueron: Atella, (1496), por la que sus soldados le dieron el nombre de El Gran Capitán, Ceriñola (1503), Garellano (1503) y la toma de Gaeta (1504) que obligaron al rey francés Luis XII a firmar una tregua y posteriormente la Paz de Lyon en la que renunciaba a sus pretensiones sobre Nápoles. El Gran Capitán fue nombrado Virrey de Nápoles en 1505 y ostentó el cargo hasta 1507, año en el que Fernando, el Católico, tomó posesión del Reino de Nápoles y nombró otro Virrey.

Todos hemos oído hablar de las famosas «cuentas del Gran Capitán» Sea cierto o no, esto le contestó al Rey Fernando cuando le pidió cuentas de en qué había gastado el dinero del reino:

» Por picos, palas y azadones, cien millones de ducados, por limosna para que los frailes y monjas rezasen por los españoles, ciento cincuenta mil ducados, por guantes perfumados para que los soldados no oliesen el hedor de la batalla, doscientos millones de ducados, por reponer las campanas averiadas a causa del continuo repicar a victoria, ciento setenta mil ducados y, finalmente, por la paciencia de tener que descender a estas pequeñeces del rey a quien he regalado un reino, cien millones de ducados.»

A su muerte fue enterrado en los franciscanos de Granada, hasta que, a iniciativa de su mujer, María de Manrique, Duquesa de Sessa y Terranova, se prepara el Monasterio de San Jerónimo para convertirlo en Panteón familiar para descanso del Gran Capitán, su mujer y parte de su familia. Los franceses profanaron su tumba durante su estancia en Granada (1810-1812). Se llevaron su cuerpo, que, después de varias peripecias, volvió a Granada, aunque no se puede afirmar con certeza que los restos que hay en San Jerónimo sean del Gran Capitán

Monasterio de san Jerónimo
Monasterio de San Jerónimo. Lápida de la tumba del Gran Capitán. Foto: Francisco López

       ELENA MARTÍN VIVALDI

La siguiente figura que encontramos pertenece a la poetisa granadina Elena Martín Vivaldi. La obra que representa a la escritora haciendo lo que más le gustaba, leer, es obra del escultor granadino José Antonio Castro Vílchez, Profesor de la facultad de Bellas Artes y Académico de Bellas Artes de Nuestra Señora de las Angustias.

Elena Martín Vivaldi.
Elena Martín Vivaldi. Autor: José A. Castro Vílchez. Granada. Foto: Francisco López

Elena Martín Vivaldi nació el 8 de febrero de 1907 en Granada y murió, también en Granada, el 8 de marzo de 1998. Pertenecía a una familia acomodada. Su padre, José Martín, fue Catedrático de Ginecología y Obstetricia, primer alcalde republicano en Granada, aunque a los cuatro meses renunció porque «lo suyo era curar». Posteriormente fue presidente de la Diputación Provincial de Granada. Su madre, Elena Vivaldi Romero era de ascendencia italiana

Empezó sus estudios en el Colegio «Riquelme», después pasó al Instituto Padre Suárez, siendo de las pocas mujeres que estudiaron en su tiempo.Se diplomó en Magisterio en Guadix y en 1933, en contra de los deseos de su madre, pero animada por su padre, se matriculó en la Universidad de Granada obteniendo la Diplomatura en Filología Románica. Trabajó en Osuna como profesora de Latín, pero, a la muerte de su padre en 1939, se traslada a Madrid para preparar las oposiciones para el Cuerpo de Bibliotecas, Archivos y Museos. En 1942, obtiene su plaza como Archivera, trabajando en Huelva y en el Archivo de Indias en Sevilla. En 1948 vuelve definitivamente a Granada, ocupándose de las bibliotecas de las Facultades de Medicina y Farmacia, siendo directora de la Biblioteca de Farmacia hasta su jubilación en 1977.

Desde el punto de vista literario es difícil encuadrar a Elena Martín Vivaldi en alguna corriente literaria: 1927, 1936, años 50, porque bebe en muchas fuentes: es admiradora de Bécquer, Machado, Juan Ramón Jiménez y el romanticismo andaluz del XIX, lee con gran pasión a poetas del Siglo de Oro Español como Lope, Garcilaso o San Juan de la Cruz, pero también admira a sus contemporáneos: Aleixandre, Salinas, Alberti, Lorca, Miguel Hernández o Jorge Guillén.

Su poesía es intimista, melancólica, romántica. Sus temas más recurrentes son la soledad, el desengaño, el despecho, la naturaleza, los árboles, las flores, los pájaros …

Sus primeros poemas publicados aparecieron en 1945 bajo el título: Escalera de Luna. De sus libros de poemas, por destacar alguno, podemos señalar: El alma desvelada, de 1953 y Durante este tiempo, de 1972.

Su forma de vida la convierte en una rebelde en la España del franquismo: se rebela, escribe, fuma, viste pantalones, se sienta sola en los cafés, tiene un trabajo para no depender de nadie. Su vida, en cierta forma, se verá condicionada por el desengaño amoroso y la ausencia de hijos.

Fue declara Hija predilecta de Granada y recibió la Medalla de la Real Academia de Bellas Artes de Granada

Aquí tenéis una muestra de su poesía intimista y romántica.

             AMARILLOS

Qué plenitud dorada hay en tu copa, 		
árbol, cuando te espero 		
en la mañana azul de cielo frío. 
Cuántos agostos largos, y qué intensos			
te han cubierto, doliente, de amarillos. 			

Toda la tarde se encendía 			
dorada y bella, porque Dios lo quiso. 			
Toda mi alma era un murmullo 			
de ocasos, impaciente de amarillo. 			

Serena de amarillos tengo el alma. 			
Yo no lo sé. ¿Serena? 			
Parece que entre el oro de sus ramas			
algo verde me encienda. 			
Algo verde, impaciente, me socava.			
Dios bendiga su brecha. 			
Por este hueco fértil de mis ansias			
un cielo retrasado me desvela. 			
Ay, mi esperanza, amor, voz que no existe,			
tú, mi siempre amarillo. 			
Hazte un sol de crepúsculos, ardiente:			
ponte verde, amarillo. 

   Elena Martín Vivaldi

                      DESTINO

Entre ti, soledad, me busco y muero, 		
en ti, mi soledad, mi vida sigo, 		
vencida por tus brazos voy contigo 		
y allí te aguardo donde ya no quiero.		

Desde siempre en mi calle yo te espero,
y amante de mis noches te persigo, 		
si alguna vez, dolida, te maldigo, 		
desde tu ausencia, triste, desespero. 		

Me diste la esperanza de tenerte		
en mi dolor. Guiada por tu mano 		
subí los escalones de la muerte. 		

Aquí donde a tu sombra soy crecida,		
el tiempo, tuyo y mío, va cercano, 		
dejándome la sangre ya cumplida. 

 Elena Martín Vivaldi

         FEDERICO GARCÍA LORCA

Seguimos nuestro paseo. El siguiente personaje necesita poca presentación: Federico García Lorca. La obra en broce y a tamaño natural es  del escultor cordobés, nacido en Bujalance, Juan Antonio Corredor. Nos muestra a un Lorca elegantemente vestido y con su Romancero Gitano apoyado sobre sus muslos.

Federico García Lorca
Federico García Lorca. Autor Juan Antonio Corredor. Granada. Foto: Francisco López

García Lorca nació en Fuente Vaqueros el 5 de junio de 1898 y murió fusilado, entre Viznar y Alfacar, en la madrugada del 18 de agosta de 1936, según cree Ian Gibson. Fueron sus padres Federico García Rodríguez, un latifundista de la vega granadina, y Vicenta Lorca, maestra en Fuente Vaqueros, con la que se casó en segundas nupcias tras la muerte de su primera mujer, Matilde Palacios. Federico fue el mayor de cinco hermanos. En 1906 la familia se trasladó a Asquerosa, actualmente Valderrubio. En 1909 trasladan el domicilio familiar a Granada a la Acera del Darro y en 1917 se trasladan a la Acera del Casino. En 1933 se trasladaría la familia a Madrid, manteniendo en Granada la Huerta de San Vicente como casa de veraneo. Después de la muerte de Federico, en 1940 se exilia la familia a Nueva York . Su padre murió en Nueva York en 1945 y su madre en Madrid en 1959.

Lorca se matriculó de Bachillerato en el curso 1909 – 1910 en el Instituto General Técnico, llamado Instituto Padre Suárez a partir de 1934. El Instituto, en ese momento, estaba ubicado en el Palacio de los Marqueses de Caicedo, actualmente el Conservatorio Superior de Música Victoria Eugenia, en la Calle San Jerónimo. No fue un estudiante brillante. En su adolescencia se inclinó más por la música, sus padres le pusieron un profesor de piano, que por la literatura. Lorca grabó  en 1931, para el sello discográfico La Voz de su Amo, Diez Canciones Populares Antiguas. Lorca toca el piano, y al cante, las castañuelas y el taconeo, La Argentinita 

El Cafe de Chinitas. Federico García Lorca, al piano. La Argentinita al canta, castañuelas y zapateado

Los cuatro muleros. Federico García Lorca, al piano. La Argentinita, al cante, castañuelas y zapateado

En el curso 1914 – 1915 se matricula en la Universidad de Granada en las carreras de Filosofía y Letras Derecho. Sus compañeros lo conocía por «el músico». De los viajes que realizó durante su etapa de universitario escribió su primer libro: «Impresiones y Paisajes».  Durante esta etapa participó en la tertulia de jóvenes intelectuales «El Rinconcillo». Entre los personajes que pasaron por ella tenemos a: Manuel de Falla, Gallego Burín, Ángel Barrios, Manuel Ángeles Ortíz, Fernando de los Ríos, Hermenegildo Lanz, Andrés Segovia, etc. 

Terminados los estudios, sus padres le permiten irse a Madrid a la Residencia de Estudiantes; para ello contó con la ayuda de Fernando de los Ríos para convencerlos . Era el año 1919. Allí hizo amistad con Luis Buñuel, Rafael Alberti y Salvador Dalí. Conoció, entre otros, a Eduardo Marquina, Ramón Gómez de la Serna o a Juan Ramón Jiménez. 

A su vuelta a Granada se va a encontrar con otro personaje que va a influir en su desarrollo artístico: Manuel de Falla. De su colaboración con Falla Ignacio Zuloaga y apoyado por el Ayuntamiento de Granada, surgirá el Primer Concurso de Cante Jondo, celebrado en junio de 1922. Concurso que se considera como uno de los antecedentes del mundialmente conocido Festival de música y Danza de Granada. Fruto de su interés por el cante jondo surge su libro de versos «Poema del Cante Jondo», 1921

Un personaje importante en la vida de Lorca fue Salvador Dalí. Pasó con él algunas temporadas entre 1925 y 1927, lo que ha dado mucho que hablar, ya que Lorca amaba locamente a Dalí. Dalí escribió a su amigo y escritor Max Aub: «Federico, como todo el mundo sabe, estaba muy enamorado de mí, y probó a darme por el culo dos veces, pero como yo no soy maricón y me hacía un daño terrible, pues lo cancelé en seguida y se quedó simplemente en una cosa puramente platónica y en admiración». Fruto de esta relación, Lorca escribió su «Oda a Salvador Dalí» y Dalí le hizo el decorado para el estreno de su tragedia «Mariana Pineda», la heroína granadina, en 1927 en Barcelona.

En 1929 acompañó a Fernando de los Ríos a Nueva York, ciudad en la que estuvo nueve meses. El resultado de esta estancia es su libro de poemas «Poeta en Nueva York»

Con la proclamación de la II República, Lorca se incorpora a la Política Cultural de la misma con la organización y dirección del teatro universitario La Barraca, con la idea de poner el teatro al servicio del pueblo, con la representación de obras del teatro clásico español por los pueblos de España. A partir de esta nueva experiencia, Lorca deriva su creación literaria fundamentalmente al teatro, escribiendo sus obras más conocidas: «Bodas de Sangre», 1933, inspirada en un suceso real: el drama de la novia que huye, tras su boda, con un antiguo novio (Leonardo), «Yerma», 1934, que se centra en el tema de la maternidad frustrada y «La Casa de Bernarda Alba», 1936, en la que la pasión por la vida de la joven Adela, encerrada en su casa por el luto por su padre y oprimida por una madre tiránica, estalla en una rebeldía que no teme a sus consecuencias.

Lorca, desde el punto de vista literario , se encuadra dentro de la Generación del 27, en la que se encuentran: Pedro Salinas, Manuel Altolaguirre, García Lorca, Emilio Prados, Luis Cernuda, Jorge Guillén, Vicente Aleixandre, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Rafael Alberti, León Felipe, y entre las mujeres, María Zambrano, Rosa Chacel, o María Teresa León. Es tal el número de artistas, escritores y músicos  de tanta altura que esta época  se considera como la Edad de Plata de la Literatura Española.

Por no extenderme más, voy a nombrar, simplemente, otras obras de Lorca: «Libro de Poemas», 1921,  «Romancero Gitano», 1928, (del que recibió muy duras críticas por parte de Buñuel y Salvador Dalí), «El Diván del Tamarit», 1931 – 1934, «Dª Rosita la Soltera», 1935, «Llanto por Ignacio Sánchez Mejías», 1935

Aquí tienen dos muestras de su poesía:

Llanto por Ignacio Sánchez Mejías

LA COGIDA Y LA MUERTE

A las cinco de la tarde.

Eran las cinco en punto de la tarde.

Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.

Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.

Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

…………………………………………….

A las cinco de la tarde.

¡Ay qué terribles cinco de la tarde!
¡Eran las cinco en todos los relojes!
¡Eran las cinco en sombra de la tarde!

LA SANGRE DERRAMADA

¡Que no quiero verla!

Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.

¡Que no quiero verla!

La luna de par en par,
caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras

¡Que no quiero verla!

…………………………………………….

Por las gradas sube Ignacio
con toda su muerte a cuestas.
Buscaba el amanecer,
y el amanecer no era.
Busca su perfil seguro,
y el sueño lo desorienta.
Buscaba su hermoso cuerpo
y encontró su sangre abierta.
¡No me digáis que la vea!

Federico García Lorca

Poema de cante jondo

Baladilla de los tres ríos

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.
¡Ay, amor
que se fue y no vino!

El río Guadalquivir
tiene las barbas granates
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.

¡Ay, amor¡
que se fue y no vino!

Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales
Darro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!

¡Ay amor
que se fue y no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía a tus mares.

Ay, amor
que se fue por el aire!

    Federico García Lorca

    MANUEL BENÍTEZ CARRASCO

Siguiendo nuestro recorrido nos vamos a encontrar con la escultura del poeta y rapsoda (declamador de poesías) granadino Manuel Benítez Carrasco. Esta escultura, en bronce y a tamaño natural, ha sido realizada por el escultor cordobés Juan Antonio Corredor. Cuando estén delante de ella, lean los preciosos versos que lleva escritos en la cuartilla que sostiene en su mano izquierda                                      

Manuel Benítez Carrasco
Manuel Benítez Carrasco. Autor: Juan Antonio Corredor. Granada. Foto: Francisco López

Benítez Carrasco nació en la Casa Parroquial de la Iglesia de El Salvador, en el Albaicín, donde estaba acogida la familia por su tío Manuel Benítez, coadjutor de la parroquia, el 1 de diciembre de 1922 y murió en Granada el 25 de noviembre de 1999. Desde su nacimiento lleva un gen muy especial: es albaicinero. Los que son del barrio saben lo que eso supone.

Como hijo de una familia muy humilde y religiosa, su padre era carpintero en San Miguel Alto, inicia sus estudios en las Escuelas del Ave María de la Cuesta del Chapiz. Después ingresa en el Seminario Menor que tenían los jesuitas ( en el exilio durante la II República) en la ciudad portuguesa de Loulé. De ahí pasó al Noviciado en 1938. Al acabar la II República en 1939, el noviciado vuelve a España, estableciéndose en El Puerto de Santa María, de donde salió en 1940. 

Su regreso a Granada, supone el inicio de su vida como poeta, pero Benítez Carrasco, como dice el Catedrático de Literatura de la Universidad de Granada, Rafael Delgado-Calvo, no fue un poeta al uso como los conocemos, que publican sus libros y los llaman para dar conferencias, sino que fue un «poeta de cartel» que se anunciaba y se ganaba la vida recitando su poesía en teatros y clubes de lujo. Teatros y clubes que llenaba, abarrotaba y triunfaba, primero en Madrid en los años 50 y posteriormente en América, sobre todo, en Argentina y México.

Sus primeros versos Primavera breve, los publicó en la Revista Vientos del Sur. De joven fue muy aficionado a participar en concursos, ganando diversos premios: Primer premio de la Revista Norma por su novela El último sacrificio, ganó la Flor natural en los Juegos Florales (certámenes de poesía instituidos en Roma en honor de la diosa Flora) de Torrelavega con Grito al Niño de oro y barro, de Úbeda con Salmo del agua preciosa y de Granada por Oración de las cosas pequeñas.

En 1947 inicia su carrera como rapsoda en Madrid, actuando en el Teatro de la Comedia y en el Teatro Español  y, posteriormente, en el Palacio de la Música de Barcelona.

Durante su estancia en Madrid publica La Muerte pequeña, El oro y el barro, Diario del agua, Frente al toro y el poema.

A partir de 1955 va a residir, casi ininterrumpidamente, en América, especialmente en Argentina y México, dando recitales, con un gran éxito, por gran cantidad de países desde Estados Unidos a Uruguay. Durante esta etapa publica distintos libros: Mi barca y otros poemas, De ayer y hoy, Antología poética, Caminante y México.

A partir de 1980 pasará largas temporadas en Granada, viajando y recibiendo homenajes por distintas ciudades andaluzas.

El 25 de noviembre de 1999 muere en Granada, y, por deseo propio, lo incineran, esparciendo sus cenizas por el cerro del Albaicín.

El poco conocimiento y el poco reconocimiento que ha tenido Benítez Carrasco en España, lo achaca el profesor Delgado-Calvo a que gran parte de su carrera la hizo en el extranjero.

Su poesía, como dice el poeta nacido en Albolote, Antonio Carvajal, «está concebida para ser recitada en público, tiene un carácter eminentemente oral y, en ciertas ocasiones, efectista, que parece buscar el aplauso». Aquí tenéis una muestra.

Soleá del amor desprendío

«Mira si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río».

Y tú bien sabes por qué
tiré tu cariño al río:
porque era hebilla de esparto
de un cinturón de cuchillos; 
porque era anillo de barro
mal tasao y mal vendío,
y porque era flor sin alma
de un abril en compromiso,
que puso, en zarzas y espinas,
un fingimiento de lirios. 

Tiré tu cariño al río,
porque era una planta amarga
dentro de mi huerto lírico.

Tiré tu cariño al agua,
porque era una mancha negra
sobre mi fachada blanca.

Tiré tu cariño al río
porque era mala cizaña
quitando savia a mi trigo;

y tiré todo tu amor,
porque era muerte en mi carne
y era agonía en mi voz.

Tú fuiste flor de verano,
sol de un beso, luz de un día;
yo te cuidaba en mi mano,

y en mi mano te acunaba,
y tú, por pagarme, herías
la mano que te cuidaba. 

Pero al hacerlo, olvidabas
(tal vez por ingenuidad),
que te di mis sentimientos
no por tus merecimientos
sino por mi voluntad.

Yo no puse en compraventa
mi corazón encendío;
y has de tener muy en cuenta

que mi cariño no fue
ni comprao ni vendío,
sino que lo regalé.

Porque yo soy desprendío;
por eso te di mi rosa
sin habérmela pedío.

Porque yo soy desprendío
y doy las cosas sin ver
si se las han merecío.

Por eso te di mi vela,
te di el vino de mi jarro,
las llaves de mi cancela
y el látigo de mi carro.

Ya ves si soy desprendío
que ayer, al pasar el puente,
tiré tu cariño al río.

Manuel Benítez Carrasco

    SAN JUAN DE LA CRUZ

Dejamos nuestro poeta albaicinero para dirigirnos a una de las figuras más relevantes del siglo XVI español, al mismo tiempo que uno de los poetas místicos más importantes de todos los tiempos: San Juan de la Cruz

San Juan de la Cruz
San Juan de la Cruz. Constitución. Granada. Foto: Francisco López

La escultura que tenemos delante, realizada en bronce y chapa, a tamaño natural, por el escultor granadino Miguel Moreno, y que representa a San Juan de la Cruz sobre unas llamas, hace referencia a uno de sus poemas más conocidos: Llama de Amor viva. Poema que fue escrito durante su estancia en Granada como Prior del Convento de los Mártires.

Nace en 1542 en Fontiveros (Ávila) y muere el 14 de diciembre de 1591 en Úbeda (Jaén). Sus padres fueron Gonzalo de Yepes Catalina Álvarez. Tras la muerte de su padre, cuando él contaba cuatro años, y la de su hermano Luis, cuando contaba seis, su madre y los dos hijos restantes, acuciados por el hambre y la miseria se trasladan a Arévalo y posteriormente a Medina del Campo.

La infancia y la adolescencia de Juan de Yepes, se desarrolla dentro de una gran pobreza y miseria, pudiendo decir que es un «pobre de solemnidad». Esta condición suya va a hacer que reciba ayuda de instituciones de caridad y que sea acogido en el Colegio de los Niños de la Doctrina, institución creada en el siglo XVI para acoger y darles una cierta instrucción a los niños huérfanos que vivían en la calle o pasaban necesidades extremas. En esta institución se va a iniciar su proceso de formación. Formación que va a continuar, durante cuatro años, en el Colegio de los Jesuitas, lo que le dio una sólida formación en Humanidades.

A los veintiún años, 1563, ingresa en el Convento de los Padres Carmelitas de Medina del Campo, y adopta el nombre de Fray Juan de San Matías. Entre 1564 y 1567 cursa estudios en Salamanca y obtiene el Título de Bachiller en Artes.

En 1567 regresa a Medina del Campo, es ordenado sacerdote y conoce a Teresa de Jesús y Ahumada que le convence para que se una a la Reforma de la Orden Carmelitana, reforma que propugna la vuelta al espíritu primitivo de la Orden, espíritu que hace hincapié en la Pobreza, el Silencio, la Oración ininterrumpida, el Ayuno el Trabajo.

El 28 de noviembre de 1568 funda el primer convento de la rama masculina del Carmelo Descalzo, en Duruelo (Ávila). Este mismo día cambia su nombre por el de Juan de la Cruz. A partir de este momento se va a ver envuelto en los enfrentamientos entre los Carmelitas Calzados y los Carmelitas Descalzos Reformados. Consecuencia de estos enfrentamientos, en 1575 es detenido y encarcelado, durante unos días, por los Carmelitas Calzados en Medina del Campo y en 1577 será apresado y trasladado a Toledo donde será procesado y condenado a prisión durante ocho meses en una cárcel conventual. En esta cárcel escribiría parte de su Cántico Espiritual. Escaparía de la misma en mayo de 1578.

En 1578 viaja a Andalucía y se establece en Beas de Segura, en 1579 va a Baeza como Rector del Colegio Mayor y en 1582 viene como Prior al Convento de los Mártires de Granada. Aquí vivió una etapa tranquila de su vida hasta 1586, y aquí escribió una de sus obras más conocidas. Llama de amor viva, junto al famoso ciprés que se conserva en el Carmen de los Mártires. También construyó el acueducto que podemos ver.  Esta es la razón por la que aparece en el bulevar de granadinos ilustres.

Tras un nuevo enfrentamiento doctrinal, es destituido de todos sus cargos en 1591. De regreso para Segovia, cae enfermo en el Convento de la Peñuela en la Carolina y es traslado a Úbeda donde muere la noche entre el 13 14 de diciembre de 1591. Tras su muerte, su cuerpo es disputado por los conventos de Úbeda y Segovia. En 1593 se traslada su cuerpo, de forma clandestina, a Segovia, donde reposa actualmente. Al cuerpo le faltan algunas partes que se utilizaron para hacer reliquias. En Úbeda quedan una pierna y dos dedos del santo.

Tumba de San Juan de la Cruz en Segovia

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Por sus escritos el Papa Pío XI lo proclama Doctor de la Iglesia Universal el 24 de Agosto de 1929, y desde 1952 es el patrón de los poetas en lengua española.

San Juan de la Cruz comienza tarde a escribir y escribe durante poco tiempo. Para él la escritura era una labor secundaria y ocasional, hasta el punto de que dos de sus obras fundamentales: Noche oscura del alma y Subida al Monte Carmelo, están sin terminar.

Las estrofas de sus poesías son una invitación individual a asomarse a la experiencia de Dios desde la soledad y desde la belleza de la naturaleza.

Sus obras más representativas son:                                                                                               Cántico Espiritual en el que presenta el camino de purificación del alma                             Llama de Amor viva, en la que sigue la idea del Cántico Espiritual, pero describe más detalladamente  el estado de unión transformador con Dios.                                                       Subida el Monte Carmelo, en el que presenta el itinerario espiritual necesario para escalar la cima de la perfección cristiana, representada en el Monte Carmelo                         Noche Oscura  en la que describe la intervención de Dios en el proceso de purificación del alma. La imagen que utiliza en este proceso de purificación que nos lleva a unirnos con Dios es el Fuego.

Además de estas obras, San Juan de la Cruz escribió una serie de Romances, poesías, comentarios de sus obras y un amplio epistolario, aunque muchas de sus cartas fueron quemadas por él o sus destinatarios por miedo a represalias como consecuencia del enfrentamiento entre los Carmelitas Calzados y los Carmelitas Descalzos o Reformados. 

Aquí tenéis una muestra de su poesía. Perdonen las «faltas de ortografía». Era la forma de escribir de la época.

Coplas del alma que pena por ver a Dios

Vivo sin vivir en mí
y de tal manera espero
que muero porque no muero.

En mí yo no vivo ya
y sin Dios vivir no puedo
pues sin él y sin mí quedo
éste vivir qué será?
Mil muertes se me hará
pues mi misma vida espero
muriendo porque no muero.

Esta vida que yo vivo
es privación de vivir
y assí es contino morir
hasta que viva contigo.
Oye mi Dios lo que digo
que esta vida no la quiero
que muero porque no muero.

Estando ausente de ti
qué vida puedo tener
sino muerte padescer
la mayor que nunca vi?
Lástima tengo de mí
pues de suerte persevero
que muero porque no muero

El pez que del agua sale
aun de alibio no caresce
que en la muerte que padesce
al fin la muerte le vale.
Qué muerte abrá que se yguale
a mi vivir lastimero
pues si más vivo más muero

Quando me pienso alibiar
de verte en el Sacramento
házeme más sentimiento
el no te poder gozar
todo es para más penar
por no verte como quiero
y muero porque no muero.

Y si me gozo Señor
con esperança de verte
en ver que puedo perderte
se me dobla mi dolor
viviendo en tanto pabor
y esperando como espero
muérome porque no muero.

Sácame de aquesta muerte
mi Dios y dame la vida
no me tengas impedida
en este lazo tan fuerte
mira que peno por verte,
y mi mal es tan entero
que muero porque no muero.

Lloraré mi muerte ya
y lamentaré mi vida
en tanto que detenida
por mis pecados está.
¡O mi Dios!, quándo será
quando yo diga de vero
vivo ya porque no muero?

San Juan de la Cruz

Llama de amor viva

1 ¡Oh llama de amor viva,
que tiernamente hieres
de mi alma en el más profundo centro!
Pues ya no eres esquiva,
acaba ya, si quieres;
¡rompe la tela de este dulce encuentro!
2 ¡Oh cauterio suave!
¡Oh regalada llaga!
¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado,
que a vida eterna sabe,
y toda deuda paga!
Matando, muerte en vida la has trocado.
3 ¡Oh lámparas de fuego,
en cuyos resplandores
las profundas cavernas del sentido,
que estaba oscuro y ciego,
con extraños primores
calor y luz dan junto a su querido!
4 ¡Cuán manso y amoroso
recuerdas en mi seno,
donde secretamente solo moras,
y en tu aspirar sabroso,
de bien y gloria lleno,
cuán delicadamente me enamoras! 

San Juan de la cruz

   MANUEL DE FALLA Y MATHEU

Dejamos a nuestro místico después de habernos «perdido» en su poesía, cruzamos la calle, y nos dirigimos hacia otro granadino de adopción: Manuel de Falla y Matheu. La obra que nos muestra a un Falla sereno, tranquilo y de mirada triste es obra del escultor granadino y profesor de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada, Ramiro Megías López.

Manuel de Falla
Manuel de Falla. Autor: Ramiro Megías. Granada. Foto: Francisco López

Falla nació en Cádiz el 23 de noviembre de 1876 dentro de una familia burguesa dedicada al comercio, y murió en Alta Gracia (Argentina) el 14 de noviembre de 1946, siendo sus padres José María Falla, de origen valenciano, y María Jesús Matheu, de origen catalán. Fueron cinco hermanos, siendo Manuel el mayor. Su hermana María del Carmen desempeñó un papel fundamental en su vida, ya que, tras la muerte de sus padres en 1919, le acompañó en todo momento durante su estancia en Granada y Argentina, puesto que Falla, de naturaleza enfermiza y tremendamente aprensivo e hipocondríaco (como detalle, hervía el agua que se bebía) necesitaba de sus cuidados. María del Carmen sacrificó todo por cuidar de su hermano.

Otro rasgo que marcó la vida de Falla fue su profunda religiosidad, religiosidad infundida por su madre y un sacerdote amigo de la familia. Aunque acogió con satisfacción la llegada de la II República, los ataques que recibió la Iglesia Católica hicieron que matizará su postura y esa profunda religiosidad fue el motivo por el que el régimen de Franco lo quisiera traer de Argentina, a lo que no accedió Falla.

Su formación musical comenzó muy joven, recibiendo sus primeras lecciones de su madre y de profesores locales, pero sus intereses, en la adolescencia, iban más por la literatura y el periodismo, fundando dos revistas: El Burlón y El Cascabel. Tras escuchar, en 1893, una obra de Edvard Grieg, se orientó definitivamente hacia la música.

A partir de 1896 empieza su relación con la ciudad de Madrid donde estudia piano en la Escuela Nacional de Música y Declamación. En 1899 termina brillantemente sus estudios en la Escuela y, por unanimidad, se le concede el primer premio de piano. En esta etapa de formación, fue fundamental su relación con Felipe Pedrell, musicólogo, que le despertó su amor por el flamenco y el cante jondo. En Madrid va a conocer a Joaquín Turina, que luego le aconsejó irse a París, y escribió una de sus obras más conocidas: la ópera en un acto «La vida breve», con libreto de Carlos Fernández Shaw. Esta obra la retocó varias veces a lo largo de su vida

En 1907 se va a establecer en París hasta 1914. En esta ciudad va a completar su formación al entrar en contacto con Debussy, Maurice Ravel, Paul Dukas, Albéniz, Stravinsky, Pablo Picasso, etc. De esta época son sus «Cuatro Piezas españolas»,  estrenadas por el gran pianista Ricardo Viñes, «Las siete canciones populares españolas» y «Noche en los jardines de España», obra que estrenará en Madrid en 1916.

Comenzada la Primera Guerra Mundial, se instala de nuevo en Madrid entre 1914 1919. Empieza su época de madurez como músico. El 15 de abril de 1915 estrena el Amor brujo con Pastora Imperio en el papel de Candelas. El 9 de abril de 1916 estrena en el Teatro Real Noches en los jardines de España, con José Cubiles al piano. Ese mismo año entra en contacto con Serguei Diaghilev que se encuentra con los famosos Ballets Rusos en Madrid. Con los Ballets Rusos inicia una gira por Sevilla, Cádiz y Granada. También compone la obra: El Corregidor y la molinera, basada en la novela El sombrero de tres picos de Pedro Antonio de Alarcón. Con el tiempo, y por insinuación de Diaghilev, ampliará la obra, dando lugar a una de sus composiciones más conocidas: «El sombrero de tres picos», obra que será estrenada en Londres en 1919 por los Ballets Rusos de Diaghilev con decorados y figurines de Pablo Picasso. De este año es también su «Fantasía Baética», encargo realizado por el gran pianista Artur Rubinstein.

A finales de 1919 realiza un viaje a Granada para recibir una serie de homenajes, alojándose en dos pensiones ubicadas en la Calle Real de la Alhambra. Animado por su amigo Ángel Barrios, decide trasladar su residencia a Granada, donde vivirá entre 1920 y 1939, instalándose definitivamente en el Carmen que lleva su nombre, en la  Antequeruela Baja. Este carmen es actualmente la casa-museo Manuel de Falla. Su primera obra escrita en Granada será: «Homenaje a la Tumba de Claude Debussy»

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Falla se integrará en la vida cultural granadina relacionándose con Fernando de los Ríos, Hermenegildo Lanz, Manuel Ángeles Ortiz y, sobre todo, Federico García Lorca, Con alguno de estos personajes mas Ignacio Zuloaga, va a organizar «el primer Concurso de Cante Jondo» el 13 14 de junio de 1922 en la Plaza de los Aljibes de la Alhambra.

Por encargo de la Princesa de Polignac, a partir de 1918, va a empezar a componer «El Retablo de Maese Pedro». Esta pieza la estrenará en París en 1923 con decorados y figurines de Manuel Ángeles Ortiz y títeres con cabezas y figuras planas de Hermenegildo Lanz.

En 1927 escribe su «Soneto a Góngora» para conmemorar el tercer centenario de la muerte del poeta, a parte de muchas obras y encargos que recibe.

Su gran proyecto durante su estancia en Granada será «La Atlántida», basada en la obra homónima de Jacinto Verdaguer. No terminó esta obra ni en Granada, ni en Argentina, acabándola su discípulo Ernesto Halffter

Aquí en Granada vio llegar la II República, vivió el inicio de la Guerra Civil española, lloró amargamente el asesinato de su gran amigo Federico García Lorca y lamentó profundamente la quema de iglesias y conventos

Durante estos años en Granada se producen una serie de reconocimientos a Falla: Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Granada, Miembro de la Hispanic Society of America, Miembro de la Real Academia de San Fernando y es nombrado en Francia Caballero de la Orden Nacional de la Legión de Honor.

El nuevo régimen intentó captar a Falla, primero a través de su paisano José María Pemán y posteriormente ofreciéndole una pensión vitalicia si volvía a España desde Argentina a donde se había desplazado el 2 de octubre de 1939 para dirigir cuatro conciertos en el Teatro Colón de Buenos Aires. Falla no aceptó la oferta y ya no volvería a España.

Después de vivir en varios sitios,  se estableció definitivamente, 1942, en el chalet «Los Espinillos» en la localidad de Alta Gracia en la provincia de Córdoba (Argentina). Durante su estancia en Argentina su gran preocupación musical fue terminar La Atlántida, cosa que no consiguió.

Su salud se deteriora progresivamente, «atiborrándose de pastillas» para poderse mantener. Falleció el 14 de noviembre de 1946, nueve días antes de cumplir los setenta años. Su funeral se celebró el 18 de noviembre en la catedral de Córdoba, El 22 de noviembre sus restos, acompañados por su hermana María del Carmen, son embarcados rumbo a España. Llega el 9 de enero de 1947 a Cádiz. El cortejo fúnebre se dirige a la Catedral de la Santa Cruz de Cádiz, donde se celebró un solemne funeral. Con autorización expresa del Papa Pío XII, sus restos fueron enterrados en la Cripta de la Catedral, donde comparte espacio desde 1981 con José María Pemán. 

Cripta de la Catedral de Cádiz         Tumba de Manuel de Falla

Como muestra de la música de Falla, aquí tenéis una versión orquestal de la Danza ritual del fuego de El Amor brujo

Versión de la Danza Ritual del Fuego y de la Canción del Fuego Fatuo por Cristina Hoyos y Antonio Gades, al baile.

PEDRO ANTONIO DE ALARCÓN Y ARIZA

Después de haber escuchado la maravillosa música de Falla, seguimos nuestro paseo y llegamos a una figura importante del convulso siglo XIX español: el granadino, nacido en Guadix, Pedro Antonio de Alarcón y Ariza. La escultura que encontramos, representando a un Pedro Antonio de Alarcón tranquilo, intentando leer un libro, es obra del escultor Miguel Barranco, nacido en Atarfe, profesor de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada Director de la escuela de Artes y Oficios Artísticos.

Pedro Antonio de Alarcón
Pedro Antonio de Alarcón. Autor: Manuel Barranco. Granada. Foto: Francisco López

Pedro Antonio de Alarcón nació en Guadix (Granada)  el 10  marzo de 1833 y murió en Madrid el 19 de julio de 1891. Su padre, D. Pedro de Alarcón, provenía de una familia de abolengo, pero que, a raíz de la Guerra de la Independencia, quedó arruinada. Su madre fue Dª Joaquina de Ariza. Fue el cuarto de diez hermanos.

Comenzó sus estudios muy joven en el Seminario de San Torcuato, en Guadix. Continuó en Granada donde estudió Bachillerato, graduándose en 1847 con catorce años. Ese mismo año comienza Derecho en la Universidad de Granada, pero por cuestiones económicas vuelve a Guadix y reingresa en el Seminario (enero de 1848) estudiando  Teología, hasta que abandona en 1853. En el Seminario comienza su carrera literaria escribiendo sus primeras narraciones y unas pequeñas obras de teatro que son representadas, por actores aficionados, en la ciudad.

Desde joven se desarrolla en él otra de sus grandes pasiones: el periodismo. Junto a Torcuato Tárrego funda la revista gaditana «El Eco de Occidente», revista en la que publica sus primeros escritos.

En 1854, con autorización de su padre, se traslada a Granada, donde estaba la redacción de El Eco de Occidente, y entra en contacto con una agrupación de jóvenes escritores y artistas llamada «La Cuerda Granadina». Ese mismo año se produce el pronunciamiento del General O´Donnell, conocido como la Vicalvarada. Alarcón se puso al frente de la revuelta en Granada, creando un nuevo periódico: «La Redención». Sintiéndose poco seguro en Granada, en septiembre se encuentra en Madrid, donde creó un periódico «El Látigo» desde el que dirigió una fuerte campaña de desprestigio contra la reina Isabel II y duros ataques a la Iglesia y a los periódicos conservadores. Esta postura tan radical y revolucionaria va a dar lugar a un hecho fundamental en su vida: un duelo a muerte con el poeta y periodista venezolano José Heriberto García. Pedro Antonio de Alarcón dispara primero, pero falla, y José Heriberto  disparó al aire, perdonándole la vida. Alarcón abandona la dirección de El Látigo y sus ímpetus revolucionarios de Granada y sus primeros meses en Madrid. Se retira a Segovia y termina su primera novela larga «El Final de Norma» que había comenzado con diecisiete años.

Durante su estancia en Madrid conocerá al Duque de Rivas, a Juan Valera, Cánovas del Castillo, etc. y colaborará con distintos periódicos.

En 1857 estrena un drama en verso titulado «El Hijo Pródigo», muy bien acogido por el público, pero no por la crítica

En 1859 se alista como voluntario en la Guerra de Marruecos, narrando sus experiencias y vivencias en uno de sus escritos más conocidos y que mayores ingresos le proporcionó «Diario de un testigo de la Guerra de África»

Entre 1860-62 realiza un viaje a Italia pasando por Francia y Suiza del que salió uno de sus mejores libros de viajes «De Madrid a Nápoles», libro que manifiesta la cara más conservadora del escritor, siendo defensor de la figura del Papa, con el que mantuvo una audiencia, defensor del cristianismo y enemigo del racionalismo y el materialismo.

A su vuelta de Italia, se dedicará de lleno a la política en el partido de La Unión Liberal, dirigido por O´Donnell. Fundó un nuevo periódico, La Política, para defender y divulgar las ideas de su partido. Como político fue cinco veces Diputado, dos veces Senador, nombrado embajador, aunque no tomo posesión del cargo, y miembro del Consejo Nacional. Participó en la Revolución del 68, llamada La Gloriosa, que destronó a Isabel II, se mostró partidario del Duque de Montpensier y en contra de Amadeo de Saboya.

Cansado de la política, retoma su faceta de escritor de tal manera que, entre 1873 y 1881, se produce su época más prolífica como escritor. De esta época sobresalen: «La Alpujarra» (libro de viajes), «El sombrero de tres picos», su obra más celebrada y que dio lugar a la composición homónima de Manuel de Falla, «El Escándalo», «El Niño de la Bola», «El Capitán Veneno», «La Pródiga», además de una serie de reagrupaciones de sus novelas en «Cuentos amatorios», «Historietas nacionales» «Narraciones inverosímiles», donde incluye relatos breves tan conocidos como «El clavo», «El Carbonero alcalde», «El Afrancesado» o «El amigo de la muerte»

En 1875 es nombrado miembro de la Real Academia Española.

Ante las críticas a sus últimas obras decide no escribir más novelas y se retira a su finca de Valdemoro a dedicarse a su mujer, sus hijos y cuidar la tierra. Después de varios ataques de hemiplejía que le dejaron paralizada una parte de su cuerpo, murió en Madrid en su casa de Atocha el 19 de julio de 1891. Fue enterrado en el cementerio de San Justo, Madrid.

Ciento diez años después ha sido trasladado a Guadix, su lugar de nacimiento, para ser enterrado en el cementerio de San José de la localidad. A su llegada al Ayuntamiento de Guadix, fue recibido a los sones de El sombrero de tres picos de Manuel de Falla, obra inspirada en la novela homónima de Pedro Antonio de Alarcón. En su tumba se puede leer un epitafio que dejó escrito él mismo: «Me siento orgulloso de ser de Guadix. Guadix es mi pueblo, es mi casa. Sea, si Dios quiere, mi sepulcro.

              MARÍA «LA CANASTERA»

Proseguimos nuestro paseo para ir al encuentro de una de las figuras más representativas del flamenco granadino: María Cortés Heredia, María «la Canastera». La escultura, de bronce y a tamaño natural, es obra del escultor granadino José Antonio Castro Vílchez, profesor que fue de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada. El día de la inauguración de la escultura, 27 de Marzo de 2010, la familia rompió a llorar porque no podían imaginar que una persona de origen tan humilde tuviera su escultura en el bulevar, su hijo se mareó y su nieta besó la imagen de la abuela. Para rebajar la emoción se marcaron unos cantos y unos bailes.

María "La Canastera"
María «La canastera». Autor José Antonio Castro Vílchez. Granada. Foto: Francisco López

María Cortés Heredia, María «la Canastera» nació en Granada el 27 de Febrero de 1913  y murió el 30 de Octubre de 1966. Su padre, Juan Cortés «El Cagachín» trabajaba haciendo cestos de mimbre, de ahí que se la conociera como  María, «la Canastera».

Se formó como artista, desde muy joven, bailando en las zambras del Sacromonte. Su primera salida como bailaora se produjo a los 16 años a la Exposición Universal de Barcelona, donde actuó, junto a Carmen Amaya, para el rey Alfonso XIII. Compartió cartel con los artistas flamencos más famosos de la época: La Niña de los Peines, Angelillo, Pepe Marchena Pepe Pinto

En 1953 una prima suya, Lola Medina, le cede una cueva para que cree su propia  Zambra, dando lugar a la Cueva de María «La Canastera»o la Zambra de María «La Canastera». Por la personalidad de su fundadora, se convirtió en la cueva más mediática del Sacromonte, hasta tal punto que no había personaje famoso que viniera a Granada y no pasara por la Cueva de María «La canastera». Por esta Cueva o zambra pasaron aristas como Anthony Quinn (que se hizo famoso con su sombrero cordobés), Alain Delon, Henry Fonda, Ingrid Bergman, Claudia Cardinale, Yul Brinner, Telly Sabalas, … escritores como Ernest Hermingway, compositores como Agustín Lara (que compuso  Granada) y famosos del mundo social como Los Duques de Windsor.

La cueva  no sólo sirvió para acoger a personajes ilustres o público en general que venía a Granada a ver a María «La Canastera» o a conocer el flamenco y su ambiente, sino que también ha servido para formar a grandes artistas como los Habichuela, El Polaco, Paco Cortés, Morente, etc.

Durante su vida artística grabó 19 discos de gran éxito en su tiempo, actuó en numerosas ocasiones en Televisión y, llamada por Pepe Marchena Angelillo, participó en la película «María de la O». En la Cueva también se grabó «Violetas Imperiales»

Es la única gitana que por votación popular está considerada como una de las 100 personas más importantes de Granada en el siglo XX. Por este motivo el Ayuntamiento propuso que se erigiera este monumento en su honor.

El legado de María «La Canastera» ha quedado en su Cueva que era el lugar en el que vivía y daba su espectáculo. «Está lo mismo que la dejó ella» según su hijo y continuador de su obra, Enrique «El Canastero», por lo que también está considerada como Cueva – Museo.

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Cueva María La Canastera. Espectáculo. Granada

Hemos hablado de Zambra, pero qué es la Zambra? La palabra, de origen árabe, significa «flauta» «músicos». La Zambra es un baile y un cante flamenco que se inspira en las bodas de los musulmanes de la ciudad de Granada. Los gitanos del Sacromonte incorporan estos cantos y estos bailes a sus bodas, dando lugar a tres tipos de bailes principales: «la Alboreá», «la Cachucha» «la Mosca» que representan los tres momentos más importantes de la boda gitana. Estos bailes y estos cantes son la esencia de lo que se llama la Zambra Gitana.

«La Alboreá» Tipo de cante que se realizaba al alba, momento en que se celebraban las bodas gitanas. Las letras más corrientes suelen hacer referencia a las pruebas de virginidad de la novia

«La Cachucha» es un tipo de baile que se conoce como el perdón de la novia. Uno de los pasos obliga a arrodillarse, representando el momento en que el novio solicita el perdón a los padres de la novia por el rapto de que ha sido objeto ella, según la costumbre gitana

«La Mosca» era el punto final de las ceremonias nupciales y consiste en una serie de coplas subidas de tono y en las que periódicamente se repite «la mosca» «la mosca gitana»

                            EUGENIA DE MONTIJO

Dejamos a la representante del flamenco granadino que se hace en el Sacromonte y nos dirigimos a otra de las figuras representativas de Granada del siglo XIX y principios del XX: Eugenia de Montijo

Eugenia de Montijo
Eugenia de Montijo. Granada. Foto: Francisco López

La escultura ante la que nos encontramos, que nos muestra a una Eugenia espléndida físicamente y en el mejor momento social y político de su vida como emperatriz de los franceses, es obra del escultor granadino, nacido en Atarfe, Miguel Barranco, miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Granada y profesor de escultura de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada. 

Eugenia de Montijo nació en Granada en la C/ Gracia, frente a la iglesia de la Magdalena, el 5 de Mayo de 1826; por cierto, esos días había cierta actividad sísmica en la ciudad y su madre fue atendida en una tienda instalada fuera del palacio familiar por miedo a que se hundiera éste. Su padre fue Cipriano Palafox y Portocarrero, con título de Grande de España, Conde de Montijo y de Teba, de ahí el nombre con el que se conoce a su hija aunque nunca ostentó el título de Condesa de Montijo, y su madre, muy influyente en su vida, fue Enriqueta María Manuela Kirkpatrick. La obsesión de su madre fue casar bien a sus hijas y ¡Vaya si lo consiguió! Su hija Francisca casó con el Duque de Alba Eugenia con el Emperador Napoleón III de Francia.

Debido a la ideología de su padre, liberal, masón y afrancesado, tuvieron que exiliarse a Francia por su enfrentamiento con Fernando VII. En Francia comenzó su educación. Tras una amnistía decretada por el rey, vuelven a España. Al inicio de la Primera Guerra Carlista, 1835vuelve de nuevo a Francia con su hermana Francisca y su madre. Las niñas son inscritas en la escuela más cara de París, el Convento del Sagrado Corazón, donde se educaban los jóvenes de la alta sociedad francesa, lo que les permitió codearse con los hijos de las personas más influyentes de la época. Recibió una fuerte educación cristiana que mantuvo toda su vida. También pasó una breve estancia en Inglaterra.

Además de la formación académica, se vio muy influenciada por las tertulias y reuniones que se organizaban en su casa. Se relacionó con importantes intelectuales y escritores de su época, como Juan Valera Prosper Merimée que escribió su famosa novela Carmen, en la que se basó George Bizet para escribir su famosa ópera homónima, con las historias y leyendas que le contó la propia Eugenia.

En 1839, a la muerte de su padre, a la que no pudo asistir Eugenia, vuelven a España, viviendo entre Granada y Madrid, al mismo tiempo que viajan por distintos países europeos. En 1850 fijan su residencia en París. Las dos hermanas van a frecuentar los salones parisinos impulsadas por su madre. Esta circunstancia dio lugar a cotilleos y rumores de una supuesta vida libertina y desenfrenada, siendo mal vistas en las reuniones y bailes de la alta sociedad.

En uno de sus viajes a Francia, antes de fijar su residencia en París,  para asistir a una de las muchas reuniones de la alta alcurnia francesa, es presentada Eugenia Luis Napoleón, futuro Emperador Napoleón III, por su prima la princesa Matilde Bonaparte; era el año 1849. Napoleón se encaprichó de ella. Se cuenta que Napoleón, en una reunión en el Palacio de las Tullerias le preguntó a Eugenia: «¿Cómo puedo llegar a su alcoba? A lo que le contestó: «A mi alcoba, Señor, se pasa por la Capilla (por el altar)»

El 29 de Enero de 1853 se produce el casamiento civil en el Palacio de las Tullerías. El 30 de Enero, Eugenia se convierte en Emperatriz de los Franceses al consagrar su matrimonio en la Catedral de Notre Dame delante del Arzobispo de París. Ella tenía 26 años y él 45.

Eugenia fue mal recibida por el pueblo francés por extranjera y baja alcurnia. Para ganarse al pueblo hizo una serie de gestos que demostraron su inteligencia política: Desde el Atrio de la Catedral de Notre Dame, soltándose del brazo del emperador, se volvió al público que la estaba observando y se inclinó haciendo una reverencia de sumisión hacia el pueblo. El público pasó de la indiferencia a los vítores y aplausos a la Emperatriz. También dedicó a obras de caridad, fundó un asilo para chicas pobres que lleva su nombre de casada, Eugenia Napoleón , los seiscientos mil francos que le regaló el Ayuntamiento de París para joyas y los doscientos cincuenta mil francos que le regaló el Emperador.

Después de varios abortos, el 16 de Marzo de 1856 dio a luz a su único hijo,  Napoleón Luis Eugenio Juan José Bonaparte. Para celebrar el acontecimiento, el Emperador y la Emperatriz decidieron apadrinar a los hijos legítimos nacidos ese día en Francia, 3000.

Desde su puesto de Emperatriz intervino activamente en política. Desempeñó le Regencia del Imperio en tres ocasiones, 1859, 1865 y 1870. Se opuso a la política del Imperio en Italia, defendiendo los poderes y prerrogativas del Papa. Apoyó la invasión francesa de Méjico que acabó en un desastre y en fusilamiento del Emperador Maximiliano I y aconsejó al Emperador en su enfrentamiento con Prusia que acabó con la derrota de Francia en la batalla de Sedán, 1870, y con la caída del Imperio francés.

En 1869 asistió, como máxima representación de Francia, a la inauguración del Canal de Suez, obra realizada por su primo segundo Fernando de Lesseps (con el que no se llevaba muy bien). Durante la inauguración se representó por primera vez la Ópera  Aída de Verdi.

Tras la derrota de los franceses en la Batalla de Sedán por los prusianos en 1870 y el abandono de las personas en las que confiaba, se exilió con su hijo a Inglaterra. Tras ser destituido el Emperador por la Asamblea Nacional Francesa, se reunió con Eugenia en Inglaterra, donde murió pronto, 1873. Para vivir en el exilio tuvo que subastar sus joyas de las que obtuvo más de un millón de francos.

Eugenia abandona Inglaterra y se retira a una villa en Biarritz, Francia. En 1879 se va a producir un hecho que va a marcar el resto de su vida: muere su hijo, con 23 años, en África, en la Guerra Anglo-Zulú. Decide volver a Inglaterra en 1880 después de pasar por el sitio donde había muerto su hijo, y vivirá los últimos cuarenta años de su vida de riguroso luto. Estos cuarenta años vivió entre Farnborough (Reino Unido) y Biarritz, pero, como estaba relacionada con los duque se Alba, esporádicamente volvía a España alojándose en el Palacio de Liria, en Madrid, y en el Palacio de Dueñas, en Sevilla.

En el año 1920 vino a Madrid, hospedándose en el Palacio de Liria, para ser operada de la vista, ya que se había quedado ciega, por el Doctor Barraquer. Recuperó la vista, pero cuando estaba preparando su regreso a Inglaterra se sintió mal, muriendo el 11 de julio de 1920 a los 94 años de edad. Fue trasladado su cuerpo a París, para que fuera despedida por los franceses y, posteriormente, traslada a Farnborough donde fue enterrada en la Abadía de Saint Michel, en la cripta imperial que se había preparado y donde estaban enterrados Napoleón III y su hijo Napoleón Luis Eugenio Bonaparte

Tumba de Eugenia de Montijo

Mucha gente conoce a Eugenia de Montijo por su belleza, su vida social, sus vestidos y sus joyas, pero fue más que eso. Fue una gran protectora de la cultura, protegió a artistas y escritores, fue propulsora de la gran industria de la alta costura francesa, ella misma marcaba estilo en Europa, creó instituciones benéficas, asilos, orfanatos, hospitales, apoyó las investigaciones de Louis Pasteur sobre las vacunas y promovió la causa de las mujeres a las que valoraba por su inteligencia. También es cierto que en política tuvo grandes fracasos que llevaron a la desaparición del Imperio Francés. Su profunda fe cristiana hizo que aguantara a su mujeriego marido.

SALVADOR SÁNCHEZ POVEDANO «FRASCUELO»

Nos dirigimos al final del boulevar donde nos recibe de frente el último personaje de esta galería: Salvador Sánchez Povedano «FRASCUELO». 

La escultura de «Frascuelo», representado en actitud seria, con traje de luces y con montera en un momento del paseíllo con el que comienza la corrida de toros, es obra del escultor granadino Ramiro Megías López, profesor de la Facultad de Bellas Artes Alonso Cano de Granada y miembro de las Reales Academias de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría y de Nuestra Señora de las Angustias.

Frascuelo
Frascuelo. Autor: Ramiro Megías López. Granada. Foto: Francisco López

«Frascuelo» nació el 23 de Septiembre de 1842 en Churriana de la Vega (Granada). Su padre fue José Sánchez, militar que había participado en la Guerra de la Independencia, y su madre Sebastiana Povedano. Lo bautizaron con el nombre de Salvador Victoria.

Como su padre era un jugador empedernido, tuvo que vender su casa familiar para pagar las deudas y con lo poco que le quedó se marchó a Toledo donde estuvieron siete mese, pero acuciado de nuevo por las deudas del juego, aceptó un puesto de jefe de carabineros en la población de Sádaba en la comarca de Las Cinco Villas en la provincia de Zaragoza. Aquí el padre abandonó el juego y Salvador y su hermano Paco empiezan a trabajar como aprendices de pastor en la comarca de Las Bárdenas Reales (Navarra).

En 1857 muere el padre y su madre vende lo poco que tenían, dejan el pueblo y se asientan en Madrid. Su madre empieza a trabajar como costurera y los dos hermanos empiezan a trabajar para ayudar a la economía familiar. En Madrid entrarán los dos hermanos en contacto con los toros, pero antes, Salvador trabajó en el tendido del ferrocarril, después como ayudante de conductor en una línea de diligencias y, por último, como empapelador.

Su hermano Paco entró en contacto con el mundo del toro participando en las fiestas de los pueblos. Cuando empezó a tener cierto nombre, la gente empezó a llamarlo «Frascuelo», apodo que luego tomaría su hermano Salvador y con el que se haría mundialmente famoso.

Salvador «Frascuelo» el primer ruedo que pisó fue en Móstoles. En 1861 sufrió una grave cogida en Chinchón, lo que le dio cierta notoriedad y, tras su curación, se integró en una cuadrilla de toreros cómicos. El torero Vicente García lo incorporó a su cuadrilla, pero en 1866, el famoso torero madrileño Cayetano Sanz lo incorpora a su cuadrilla. Éste fue su verdadero maestro. Su progreso fue tan rápido que el 27 de Octubre de 1867 tomó la alternativa en Madrid en la Plaza de toros de la Puerta de Alcalá, plaza que él mismo clausuró en 1974, apadrinado por Curro «Cúchares» que llevó como testigo a su hijo «Currito». El toro de su alternativa se llamaba «Señorito»

El 7 de Junio de 1868 se producirá un hecho que marcará el toreo en España hasta la retirado de Frascuelo en 1890: el encuentro con el torero cordobés «Lagartijo» en la Plaza de toros de la Maestranza de Caballería de Granada con ocasión de la Feria del Corpús. Las corridas lidiadas por la pareja más famosa del momento, proporcionarán grandes tardes de toros por  la geografía española; también, sonoros fracasos. A pesar de la rivalidad llegaron a ser amigos y se respetaban mutuamente. Cuenta D. Mariano de Cavia, que adoptó el pseudónimo de «Sobaquillo» para escribir sus crónicas, que Frascuelo le espetó a un periodista que en una tertulia se atrevió a decir que «Lagartijo» no era tan bueno como sus seguidores decían: «Eso lo dirá usted en la calle porque se va ahora mismo de aquí con viento fresco. Pa mí, «Lagartijo» es el mejor torero que ha parío madre».

A lo largo de su carrera cosechó grandes éxitos, recordándose su duelo el 10 de Noviembre de 1872 con «Lagartijo y, sobre todo, la corrida en Madrid del 26 de Mayo de 1885, que, según las crónicas de la época, fue uno de los festejos más memorables de la historia de la Tauromaquia.

También cosechó grandes fracasos, siendo abucheado en Madrid y Sevilla en 1876, en primer lugar por haberse posicionado políticamente a favor de los Borbones y en contra de la Primera República y, en segundo lugar, porque en Sevilla dejó un toro sin matar y tuvo que ser escoltado por la Guardia Civil para poder salir de la Plaza

A lo largo de vida sufrió graves cogidas, hasta viente, y que en los últimos años de su vida eran cada vez más frecuentes. Estaba, materialmente, cosido por todos lados o, como decían algunos, recosido. Se cortó la coleta, no metafóricamente, el 12 de Mayo de 1890. En su última corrida dio la alternativa a un paisano granadino: «Lagartijillo». El último toro que lidió se llamaba «Regalón». 

Se retiró, primero a Chinchón, y, posteriormente, a Torrelodones, donde tenía una finca, y donde montó un establecimiento llamado «Almacén General de Ultramarinos y Vinos, la Verdad», establecimiento que regentaba con su mujer Manuela y sus hijos Manolita, Elisa y Antonio. Como la tienda estaba cerca de la estación del tren, tanto el Rey Alfonso XII como la infanta Isabel, «La Chata», con la que se dice que tuvo un romance, mandaban parar el tren para saludarlo.

A finales de Febrero de 1898 fue invitado a una capea en Ciempozuelos para prepararse para una corrida benéfica, pero allí mismo contrajo una  pulmonía infecciosa; ante la gravedad de su estado, con fiebre por encima de los 39 grados, lo trasladaron a casa de su hija en la C/ Arenal en Madrid. Como la calle estaba empedrada, por orden de la autoridad, se cubrió de arena para que los carros, al pasar, no molestaran al maestro en su agonía. Murió el 8 de Marzo de 1898. En la casa actual hay una placa que recuerda este hecho. El entierro se produjo en la Sacramental de San Isidro. Congregó tal multidud de personas que, según las crónicas, nunca tanta gente había asistido a un entierro.

En el toreo se le recuerda por el manejo de la muleta, su acierto con la espada y su gran valor que hizo que sufriera graves cogidas.

Tumba de Frascuelo en la Monumental de San Isidro, Madrid

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Algunas curiosidades.

Frascuelo se codeaba con la alta sociedad madrileña. Volvía locas a las nobles cuando mataba al toro recibiendo. El Duque de Alba le ofrecía un habano cada tarde que toreaba. Políticamente siempre estuvo a favor de la dinastía borbónica.

Fue íntimo amigo del tenor Julián Gayarre. Toros y ópera eran los espectáculos que más gente atraían

Era tal el «caché» que tenía que llegó a cobrar por una tarde hasta veintiocho mil reales cuando un maestro de escuela cobraba tres mil en un año

Se dice que su mujer, Manuela, compraba un vestido cada semana y que cuando salía a comprar agarraba «solo» cien mil reales para gastarlos en su totalidad porque a ella «le ponía nerviosa volver a casa con dinero»

Cuando estaba en Madrid solía tomarse el aperitivo en Lhardy y al salir decía: «Señores, too está pagao»

En la época de Frascuelo no se entregaban, como ahora, las orejas y el rabo del toro como premio; solamente en las plazas de los pueblos y en las de segundo orden, se entregaba una oreja al torero para  justificar el fallecimiento del toro y así poder cobrar lo estipulado.

Hasta aquí hemos llegado, y aquí termina nuestro recorrido. Espero que haya resultado interesante y que hayáis descubierto aspectos que no conocíais de cada uno de los personajes . Por cierto, si alguno tiene «posibles» que hable con el Ayuntamiento, porque en esta galería faltan muchos  granadinos ilustres.

4 comentarios en “AVENIDA DE LA CONSTITUCIÓN

  1. Que bonito los relatos de nuestra historia, es muy bueno que nuestros jóvenes conozcan la historia de sus antepasados…

    • Gracias, María, por el comentario. Esta entrada está hecha con un cierto carácter didáctico con incorporación de textos y música. Puede servir perfectamente como una clase. Aquí recuerdo un poco mis muchos años de profesor. Un saludo

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