De Granada a Huétor Santillán

 

Programamos esta ruta a pie de Granada a Huétor Santillán, bordeando el río Darro, para el día 6 de Abril, con la esperanza de que el tiempo nos acompañara, y ¡vaya si nos acompañó¡ Hizo un día espléndido.

En realidad, la ruta comenzó el día anterior, ya que, para asegurarnos la vuelta por el mal funcionamiento del transporte público el domingo, subimos los coches a Huétor Santillán. Allí nos encontramos con Antonio, organizador y alma mater de la misma. En su casa dejamos los coches.

Nos citamos a las 10 de la mañana en Plaza Nueva. Allí nos encontramos los ocho miembros del grupo a la hora fijada. Después de los saludos y besos de rigor, nos disponemos a empezar la marcha.

Si los principios marcan el devenir de los acontecimientos, la ruta debe ser maravillosa, porque ¡vaya principio¡: Plaza Nueva, la Real Chancillería, San Gil y Santa Ana y, presidiéndolo todo, la Torre de la Vela.

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Plaza Nueva. Iglesia de San Gil y Santa Ana. Granada. Foto: Francisco López

Tomamos dirección a la Carrera del Darro. ¡Qué espectáculo se presenta ante nosotros¡ En el centro: el río, el agua, a un lado (la margen derecha del río) San Pedro y San Pablo, el convento de Zafra, la Casa de Castril, el Bañuelo, y al otro lado (la margen izquierda del río), la Alhambra, encaramada en su cerro, dominándonos desde la altura. Además, contamos con el rumor del agua, rumor que nos acompañará a lo largo de toda la ruta.

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Carrera del Darro. Granada. Foto: Francisco López

Carrera del Darro, Paseo Padre Manjón (generalmente conocido como Paseo de los Tristes), Cuesta del Chapiz. En la Cuesta del Chapiz, a nuestra derecha, a través de una puerta abierta, vemos el Palacio de los Córdoba. Siguiendo la calle llegamos a las Casas del Chapiz, edificio morisco del siglo XVI compuesto por dos casas levantadas sobre un palacio nazarí ( la Casa Blanca o Dar – al – Baida); hoy, este edificio es la sede de la Escuela de Estudios árabes.

Llegados a la plaza Peso de la Harina (llamada así porque en el siglo XVII se pesaba la harina en este lugar), pedimos permiso a CHORROJUMO, patriarca gitano, para adentrarnos en sus dominios: el Sacromonte. El acceso lo hacemos, con nuestra imaginación, a través de la Puerta de Guadix Alta y siguiendo el Camino del Sacromonte. De nuevo, recuperamos a nuestro acompañante: el río.

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Plaza Peso de la Harina. Monumento a Chorrojumo. Albaicín. Granada. Foto: Francisco López

Por el Camino del Sacromonte recordamos al Padre Manjón, a sus Escuelas del Ave María y la gran obra social que hizo y que sigue haciendo. También encontramos, cerradas a estas horas de la mañana, las famosas cuevas o «zambras»: Los Tarantos, La Rocío, María la Canastera, etc. que todavía causan fascinación en muchos visitantes, tanto extranjeros como nacionales.

Allá en lo alto, a nuestra izquierda, vemos otro de los hitos de la Granada monumental: la Abadía del Sacromonte, levantada a principios del XVII para recordar el hallazgo de las reliquias de varios discípulos del Apóstol Santiago. Entre estas reliquias están las de San Cecilio.

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Abadía del Sacromonte. Granada. Foto: Francisco López

 

Dejamos el Camino del Sacromonte y entramos en la calle Santo Sepulcro del Sacromonte, donde encontramos la ermita del Santo Sepulcro, llamada del Sacromonte para diferenciarla de otras del mismo nombre que existían en Granada.

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Cruz y Ermita del Santo Sepulcro. Sacromonte. Granada. Foto: Francisco López

Esta ermita era el final de una de las famosas vías sacras que existieron en Granada. Era la vía sacra de la Tercera Orden de San Francisco. La primera estación de esta vía sacra o Vía Crucis solía empezar en la iglesia de San Pedro y San Pablo. Esta vía la recorrían todos los viernes del año y, por supuesto, el Viernes Santo. La ermita se construyó en 1633, con planta de cruz latina y cubierta abovedada. La cruz que hay delante de la ermita parece que se erigió en recuerdo de los mártires de la persecución de Diocleciano en el año 303

Continuando por nuestra ruta, saliendo ya de Granada, vemos la pequeña vega que forma el Darro, con campos primorosamente cultivados con productos muy granadinos: habas, alcachofas, patatas, …

Llegados al final de la calle asfaltada, después de pasar el Puente Mariano, y, antes de adentrarnos en el camino de tierra que nos lleva a Huétor Santillán y a Beas, hacemos una parada para echar la vista atrás, sin miedo a quedarnos convertidos en estatua de sal como le ocurrió a la mujer de Lot cuando salió de Sodoma. Lo que vemos nos sobrecoge: a la izquierda, a lo lejos, recortada sobre el horizonte, la Alhambra, a la derecha, el Albaicín, el Sacromonte y la Abadía y, en el centro, el río y su vegetación de ribera

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Alhambra, Albaicín, Valle de Valparaiso. Granada. Foto: Francisco López

Nos sale un ¡Oooooh¡ No lloramos como Boabdil. Nos vamos, pero volveremos. No podemos quedarnos mirando hacia atrás, hay que seguir la marcha

Entramos en el camino. En el primer tramo del mismo, encontramos: grupos organizados (por el utillaje que llevaban se nota que están acostumbrados a salir de ruta), esforzados ciclistas y ruidosos motoristas que rompen el silencio que reina en la naturaleza y deterioran el paisaje y los caminos con sus, en muchos casos, absurdas demostraciones

Algunos del grupo no pierden la ocasión para recoger algunos productos que la naturaleza nos ofrece gratuitamente: hinojos y espárragos

De la vegetación que descubrimos a lo largo del camino, me llamó la atención una gran encina y los álamos blancos, que se encontraban florecidos, con  llamativas flores por su delicadeza. Después de llevar caminando un buen rato junto al río, llegamos a la Hacienda – Cortijo Jesús del Valle

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Hacienda Jesús del Valle. Granada. Foto: Francisco López
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Foto del grupo en la Hacienda Jesús del Valle. Granada. Foto: Emi

La Hacienda – Cortijo Jesús del Valle se encuadra dentro de la tipología de las grandes explotaciones agropecuarias de los Jesuitas en Andalucía. El tipo de edificio responde a una gran superficie construida, organizada en torno a un patio central  y una zona de corrales adosada. También existían otros cuerpos destinados a residencia de la comunidad  y todo ello rodeado por tierras de labor y prados.

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Hacienda Jesús del Valle. El grupo en marcha. Foto: Francisco López

En el conjunto se distinguen dos zonas bien delimitadas. La primera zona era la Hacienda propiamente dicha, construida entre finales del siglo XVI y el siglo XVII. En ella había cuatro sectores diferenciados: el molino de aceite, el molino de harina, el lagar y los corrales. La segunda zona, construida en el siglo XVIII, estaba destinada a residencia,  descanso y retiros espirituales de los miembros de la Compañía.

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Hacienda Jesús del Valle. Zona de la comunidad. Granada. Foto: Francisco López

Sin entrar en polémicas por el estado ruinoso de la Hacienda, porque no es nuestro objetivo, ni el lugar más adecuado, continuamos nuestra ruta.

A poca distancia de Jesús del Valle, nos encontramos con otro de los elementos importantes de esta ruta: La Presa que da origen a la Acequia Real que abastece de agua al Generalife y a la Alhambra.

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Presa de la Acequia Real. Río Darro. Foto: Francisco López

Cuando  Muhammad I, primer rey de la dinastía nazarí en Granada, decide trasladar la corte del Albaicín (Alcazaba Qadima o Vieja) a la colina de la Sabika (al otro lado del río Darro, enfrente del Albaicín) se le presenta un problema: cómo abastecer de agua al Generalife y a la Alhambra. Esta dificultad la  va a solucionar tomando el agua del río Darro. Para ello, mandará construir una presa (la actual es una remodelación de mitad del siglo XX) a unos 6 Kilómetros de Granada y, a través de una acequia: la Acequia Real, llevar al agua al recinto. Esta acequia discurrirá durante unos 600 metros por la margen derecha del río, y, a partir del Molino del Rey, discurrirá por la  izquierda hasta llegar al Generalife por la Acequia del Tercio y a la Alhambra por la acequia de Dos Tercios.

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Presa de la Acequia Real. Principio de la Acequia. Río Darro. Foto: Francisco López

Seguimos nuestra ruta por la margen derecha del río. Nuestro objetivo ahora es cruzar el río. Antonio busca algún puente, y, ante la imposibilidad de encontrarlo, decidimos cruzar por una vaguada. Nos descalzamos, nos metemos en el agua y cruzamos al otro lado. El agua estaba bastante fresca. Después de esta sorpresa, en el fondo, agradable, seguimos nuestro camino.

Lo siguiente que nos encontramos fue una sorpresa desagradable: una barrera que nos impedía el paso, pero, como los viandantes tenemos más razón que el que ha puesto la barrera, accedemos al camino. Hemos entrado en el cortijo Cortés, el famoso cortijo de los perros. Cuando nos acercábamos, empezó la jauría a ladrar. Solamente un perro tuvo la osadía de seguirnos, los demás estaban en espacios vallados. Al final, mucho ruido y pocas nueces.

Cuando salimos del cortijo, salvando otra barrera, divisamos a lo lejos las primeras casas de Huétor Santillán.

Accedemos al pueblo a través del Puente Medieval y lo primero que encontramos es la depuradora de aguas. Continuamos por una empinada cuesta que nos lleva a la Plaza de la Unidad en cuya fuente nos refrescamos. Junto a la plaza se encuentra la Iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Encarnación, construida en el siglo XVI.

De la Plaza de la Unidad y con el objetivo ya cumplido, nos dirigimos al restaurante, en el que habíamos reservado el día anterior, para reponer fuerzas.

Aquí termina nuestra ruta. Después de comer y tras los correspondientes besos y saludos, nos despedimos hasta la próxima. En los coches que habíamos dejado en casa de Antonio regresamos a la ciudad.

GRANADA – PANTANO DE LOS BERMEJALES – LA MALAHÁ – GRANADA

 

En esta nueva ruta nos vamos a adentrar en una de las comarcas menos conocidas de la provincia: El Temple. Esta zona, al no tener una población importante que hiciera de cabecera, se ha integrado en una comarca más amplia conocida como Alhama – El Temple, siendo la cabecera comarcal la ciudad de Alhama de Granada, una de las poblaciones con más historia y arte de la provincia de Granada.

El mejor momento para realizar esta ruta es el final de la primavera y durante el verano, ya que encontraremos abiertos los Baños Termales y en pleno funcionamiento las Salinas

El Temple, como subcomarca, está formada por: AgrónCacín (con su pedanía de El Turro), Chimeneas (con Castillo Tajarja), EscúzarLa MalaháVentas de Huelma ( con Ácula). Gran parte del término municipal de Alhendín está dentro de la subcomarca pero el municipio está integrado en lo que se llama la Gran Granada. Hay otros núcleos de población que están en esta zona (Romilla la Nueva y Peñuelas) pero que son pedanías de municipios integrados en la comarca de la Vega de Granada: Chauchina y Láchar

El nombre de El Temple no tiene nada que ver con la orden de El Temple, los Templarios, sino que procede de un nombre árabe del siglo XI: Qamb-Qays, que derivó en Quempe y, finalmente, en Temple y que significa: Campo de los Qaysíes (tribu nómada del norte de Arabia que se estableció en la Cora de Elvira, división administrativa de la época musulmana en la península Ibérica)

Vamos a comenzar nuestro recorrido por el Pantano de los Bermejales. Podemos acceder a él desde: la A 338 que desde Las Gabias nos lleva a La Malahá, desde la A 385 que parte desde Santa Fe y desde la A 44 dirección a Motril , tomando la salida 139 dirección a La Malahá. Las tres carreteras confluyen en una rotonda a la salida de La Malahá. Tomamos dirección al Polígono industrial de Escúzar, seguimos hacia Ventas de Huelma, continuamos hacia Agrón y ya al Pantano de los Bermejales. Les recomiendo precaución porque, desde la rotonda, la carretera es estrecha y a partir de Ventas de Huelma, bastante revirada.

Pantano de los Bermejales
Pantano de los Bermejales. Granada. Foto: Francisco López

Llegados al pantano, lo primero que hacemos es preguntarnos por el nombre: los Bermejales. El nombre deriva de » Bermejo», «Rojizo». Bermejal era una extensión amplia de terreno «bermejo» o «rojizo». Para los más eruditos, la palabra «bermejo» viene del latín «Vermiculus» que significa «gusanillo», porque de estos invertebrados se obtenía el color rojo o rojizo que se empleaba en los teñidos.

Pantano de los Bermejales

Pantano de los Bermejales

La idea primitiva de la construcción del pantano fue del Duque de San Pedro de Galatino, D. Julio Quesada Cañaveral y Piédrola, a finales del siglo XIX, para poder regar sus tierras. Posteriormente se le unieron otros terratenientes de la zona para convertir sus tierras de secano en regadío.

El Duque de San Pedro vio el inicio de las obras, 1932, infraestructuras necesarias antes de empezar la construcción de la presa, pero murió en 1936, poco antes del inicio de la Guerra Civil. Con ocasión de la Guerra Civil, se interrumpen las obras. La presa que vemos en la actualidad es el proyecto del ingeniero José María Sánchez del Corral, elaborado en 1944.

La Empresa Dragados y Construcciones comenzó la construcción en 1947 y terminó las obras en 1952. Inicia su actividad en 1954. Su función es triple: poner en regadío tierras de secano,  producir electricidad y abastecimiento para la población. Las aguas del pantano proceden principalmente del río Cacín y de una canalización para trasvasar agua del río Alhama. Como consecuencia de los nuevos regadíos se construyeron 4 pueblos de colonización: Romilla La Nueva  (Chauchina), Peñuelas (Láchar),       Fuensanta   (Pinos Puente) y Loreto   (Moraleda de Zafallona)

La presa, de forma curva, tiene 408 m. de longitud, una altura de 56 m., una base de 44 m., una capacidad de 113 Hm3 y ocupando una superficie de 307 Km2.

El pantano se ha convertido en un atractivo turístico para la zona ya que en él y su entorno se pueden realizar actividades acuáticas, baño, pesca, hay zona de acampada y se puede practicar el senderismo y el cicloturismo. Como elementos más destacados encontramos una necrópolis megalítica en la que destaca el conocido como Dolmen de los Bermejales y el Tajo que ha excavado  el río a partir de la presa y al que se puede acceder y recorrer en parte (se puede apreciar algo en la foto del grupo). Se recomienda mucha precaución

Después de dar un tranquilo paseo entre los pinares de repoblación que se plantaron para retener las tierras y que las lluvias y sus aportes de agua al río no colmataran el pantano, volvemos hacia La Malahá.

De nuevo pasamos por Agrón (que significa «lugar de pan») donde destaca su peculiar trazado urbano y una Torre-Atalaya, única que queda en pie de las que guardaban el paso entre Alhama y Granada. Ventas de Huelma, pueblo de origen musulmán, importante cruce  de caminos dentro de la comarca, y en el que destacan la iglesia parroquial de San Isidro y la ermita que se construyó en el entorno de la cueva donde terminó sus días Francisco de Velasco párroco de la Iglesia de San Matías en Granada (siglo XVII). El pueblo fue propiedad de los Jesuitas del colegio de San Pablo de Granada, lo que hoy son la iglesia de San Justo y Pastor y la Facultad de Derecho. Pasamos de nuevo por el Polígono industrial de Escúzar donde podemos hacer una breve parada para contemplar un espléndida vista de Sierra Nevada. Si tenéis tiempo e interés, podéis acercaros a Escúzar para conocer la Casa de Fonseca, del siglo XVI, la Ermita del Cristo del Rescate, del siglo XIX y patrón del pueblo, la Iglesia parroquial de Nª. Sª. del Rosario, del siglo XVI  y con Capilla Mayor del siglo XVIII, y un Torreón de alquería musulmana de época nazarí

La Malahá
La Malahá. Vista desde los Baños

Llegados de nuevo a La Malahá, vamos a dejar el coche en la Plaza del Santo, al lado de la Iglesia Parroquial de la Inmaculada. De ahí nos dirigimos al Ayuntamiento, está muy cerca, donde nos darán información de lo más interesante que se puede ver en el pueblo. Esa información está en la base de lo que voy a escribir, aunque he completado la información con otras fuentes.

HISTORIA

La zona que ocupa La Malahá ha sido objeto de estudios por parte de investigadores de la Universidad de Granada que han encontrado restos arqueológicos que remontan el asentamiento humano en esta zona al Paleolítico. También se han encontrado restos del Neolítico y la Edad de los Metales.

En su proceso de expansión por el Mediterráneo, los griegos fundaron una colonia a la que llamaron «Malka», que significa «Valle Templado». También pasaron por aquí los fenicios y los cartagineses que obtenían sal para sus factorías en la costa.

La época romana fue un período de esplendor para la colonia que fundaron y que llamaron «Misarza» que significa «Alivio de Dolientes» y que hace referencia a uno de los elementos distintivos de este pueblo: Los Baños termales. También comerciaron con la sal de sus salinas.

Durante le época musulmana tuvo un importante papel defensivo ya que poseía una Torre – Atalaya que, junto a otras situadas en Alhama, Agrón, Alhendín y Dílar protegían a la ciudad de Granada de las incursiones enemigas desde Vélez Málaga. En esta época la población fue denominada «Al – Mallahá» que significa «La Salina» que hace referencia al otro elemento esencial que ha marcado la historia y el desarrollo del pueblo: Las Salinas. El nombre actual deriva de la dominación musulmana. De la época nazarí es la infraestructura de regadío que funciona en la actualidad y que está compuesta de muros de contención de las paratas, albercas que se utilizaban para enfriar el agua antes de utilizarla para el regadío y acequias. Es interesante dar una vuelta para descubrir estas infraestructuras en la zona de vega.

En la conquista del Reino de Granada, el pueblo de La Malahá se rindió ante el Gran Capitán. Muy conocido es el enfrentamiento del Gran Capitán  con El Zegrí y que está recogido en la novela histórica «Dª Isabel de Solís» escrita por Francisco Martínez de la Rosa.

Con la firma de las Capitulaciones de Granada de 1492, La Malahá pasó a manos de los Reyes Católicos, salvo las salinas, que quedaron en manos de la familia real nazarí hasta 1495, año en que el rey Fernando compra las propiedades del rey Boabdil y las salinas pasan a formar parte del Monopolio Salinero Real que proporcionó importantes ingresos a la corona durante tres siglos.

Lugares a visitar en La Malahá

Los Baños.

Se encuentran a la salida de La Malahá junto a la carretera que va a Santafé

Se tiene conocimiento que las aguas termales, proporcionadas por cuatro manantiales, se han utilizado desde la ocupación de la zona por los cartagineses. A lo largo de la historia ha habido tres momentos de gran desarrollo de estos baños:

. La época del Imperio Romano, adquiriendo su máximo desarrollo en el siglo II d. C. durante el gobierno del emperador Adriano. De esta época nos queda una pileta para líquidos y restos de una importante villa romana.

Baños de La Malahá
Baños de La Malahá. Pileta romana. Foto: Francisco López

. Durante la época musulmana, el Hammam (el baño) era un lugar de encuentro de gran importancia social. De este período queda una bóveda del Hammam y la gran alberca donde se recogía el agua caliente para enfriarla antes de ser utilizada para el regadío

. Después de un período de abandono durante la época cristiana, en el siglo XIX, con el auge del termalismo en Europa, D. Manuel Rodríguez Carreño construye un balneario en 1846. En 1869, después de la Revolución Gloriosa que destronó a Isabel II, los baños son declarados de utilidad pública. El balneario constaba de 50 habitaciones, salón de recreo y juego, capilla, comedor, jardín y trece casas de huéspedes para familias, construidas en 1862. Durante el siglo XX ha sufrido distintos avatares hasta que fueron abandonados , motivando la ruina del edificio. De estas obras nos quedan dos piscinas con paredes de grandes sillares, a través de los cuales se comunicaba una con otra, y lajas de piedra con mortero. Estaban cubiertas con bóvedas de mampostería (piedras de distinto tamaño), con aberturas en la parte superior. A las piscinas se accede por arcos de medio punto. Para proteger estos restos, se han cubierto con una estructura de hormigón.

 

Según nos contó el concejal que nos acompañó durante la visita, Javier, después del abandono, los chavales se descolgaban con cuerdas por las aberturas superiores para bañarse en las piscinas.

Desde 2018 se han vuelto a abrir los baños después de una profunda  transformación del cerro en el que están asentados. En una vertiente del cerro encontramos tres piscinas escalonadas de agua caliente, una gran alberca que recoge el agua para que se enfríe y emplearla después para el riego, y los restos arqueológicos más importantes. En la otra vertiente están las dos piscinas municipales de agua fría, con vestuario, jardines y restaurante. El conjunto es muy agradable para poder pasear por él

Baños de La Malahá
Baños de La Malahá. Piscinas termales y gran alberca. Granada. Foto: Francisco López
Baños de La Malahá
Baños de La Malahá. Pueblo al fondo. Granada. Foto: Francisco López

Las aguas tienen una temperatura entre 28 y 29º, son clorudado sódicas, bicarbonatadas arsenicales y sulfatadas mixtas. Su utilidad abarca un espectro muy amplio de problemas: úlceras, hemorroides, reumatismo, catarros crónicos bronquiales y de laringe, problemas vesiculares, desarreglos menstruales, anemias, epilepsias, histerismo, herpes.

Los baños se pueden visitar durante el período de funcionamiento que, por estar las piscinas al aire libre, se reduce al final de la primavera y la época estival. Infórmense del período de funcionamiento. Antiguamente se utilizaban desde el 15 de mayo al 30 de septiembre

Personajes famosos que han utilizado estos baños han sido: Manuel de Falla y su hermana Carmen y la familia de Federico García Lorca

Las Salinas

Las Salinas de La Malahá son de las más antiguas  que podemos encontrar en Andalucía. Fueron utilizadas para proporcionar sal a las distintas factorías que se instalaron en la costa por parte de los fenicios y los romanos: Sexi (Almuñécar) y Salobreña, para la elaboración del Garum y otras salazones. Han sido un factor muy importante para el desarrollo económico de la zona.

Ya vimos, al analizar la historia del pueblo, cómo formaron parte de la Capitulaciones a la caída de Granada y cómo pertenecieron a la corona durante unos trescientos años.

A mediados del siglo XX abarcaban algo más de 3 Ha, tenían 97 albercas, 7 calentadores (superficies planas con muy poca profundidad donde se deposita el agua salada que se evaporá durante la época del verano, dejándonos la sal), almacén del siglo XII, torreón con noria de sangre (se llama así a las norias que se mueven con tracción animal, normalmente por burros, mulos o bueyes), casa grande y casa para empleados. En la actualidad las salinas constan de dos grandes estanques donde se acumulan las aguas saladas que proceden de tres nacimientos subterráneos y uno exterior llamado «El Charcón»,  unos  grandes calentadores y un almacén para la sal. Son de titularidad privada, siendo sus dueños la familia Rodríguez-Acosta y tienen un solo empleado, Jesús Lorenzo, que estuvo muy amable con nosotros cuando las visitamos y nos hizo un recorrido por las mismas

Dentro del recinto de las salinas se encuentran un Torreón con noria de sangre y un Puente que han sido restaurados y que han pasado a ser de titularidad pública

Salinas de La Malahá
Salinas de La Malahá. Granada. Torreón y Puente. Foto: Francisco López

El Torreón es de planta circular con un diámetro exterior de 3,9 m. y una altura total de 8m.

Salinas de La Malahá
Salinas de La Malahá. Granada. Torreón. Foto: Francisco López

Según estudios realizados, fue construido durante la dinastía nazarí, siglos XIII al XV y reconstruido en el siglo XVIII.

Contenía una noria de sangre (se les llama así a las norias movidas por animales) que extraía el agua salada de una alberca aledaña, llevándola a las balsas o calentadores de desecación de la salina

El Puente era una pasarela sobre el arroyo Salado, de unos 9 m. de largo y 1,65 de ancho. Unía la noria con la alberca del nacimiento. Se compone de un solo ojo de arco apuntado y está construido con sillares de piedra. Aunque no se sabe exactamente la fecha de su construcción, se cree que es de época medieval

Salinas de La Malahá
Salinas de La Malahá. Granada. Puente. Foto: Francisco López

Iglesia parroquial de la Inmaculada Concepción.

Iglesia de La Malahá
Iglesia de La Malahá. Granada. Foto: Francisco López

La iglesia parroquial se construyó en el siglo XVI   (se terminó en 1532). Es una obra renacimiento – mudéjar, de una sola nave con capillas laterales y su cubierta es un alfarje mudéjar (un alfarje es una cubierta de madera). En la Capilla Mayor destaca su retablo barroco

Sobre la puerta, situada a los pies de la iglesia, se encuentra la heráldica del Arzobispo de Granada D. Gaspar de Ávalos, muerto en 1545. También encontramos una pequeña escultura de la titular del templo: La Inmaculada Concepción

Iglesia de la Malahá
Iglesia de La Malahá. Granada. Puerta renacentista. Foto: Francisco López

En el lateral exterior podemos ver una cruz de piedra de 1771, que indicaba el inicio del Viacrucis.

Iglesia de La Malahá
Iglesia de La Malahá. Granada. Cruz de piedra. Foto: Ángel Varona

Es difícil encontrar abierta la iglesia ya que el párroco tiene que compaginar su labor pastoral con otros pueblos, por lo que está abierta para el culto pocos días a la semana. Os podéis acercar a la Casa parroquial, se encuentra al lado de la puerta de la iglesia, y es muy posible que, si se encuentra, el párroco os pueda abrir para poderla ver.

El Santo (San Vicente, mártir)

San Vicente de La Malahá
San Vicente de La Malahá. Granada. Urna con el santo. Foto: Francisco López

Es difícil hablar sobre San Vicente mártir, porque la leyenda se impone a la historia.

¿Quién es este personaje o santo? Según lo que he podido leer y lo que me han contado, les puedo dar tres versiones diferentes:

1ª. Fue un capitán de una legión romana que se encargó de la conquista de la zona de Granada durante la ocupación  de la Península Ibérica en los siglos III y II antes de Cristo. Al llegar a La Malahá se enamoró de esta tierra y decidió quedarse aquí. Colmó de bienes y riquezas al pueblo, por lo que se hizo muy querido por sus habitantes, los cuales, a su muerte, decidieron conservar su cuerpo incorrupto para que fuera recordado. Con la llegada del cristianismo, su cuerpo fue «cristianizado» y venerado, concediéndole la cualidad de «santo» bajo el nombre de San Vicente, mártir.

2ª. Se dice que San Vicente fue uno de los doce jóvenes que padecieron martirio en la Vía Tiburtina, vía que comunica Roma con la actual Tívoli (Tibur), durante la persecución de los cristianos bajo el gobierno del Emperador Valeriano.

3ª. Que fue un cuerpo que se encontró entre los distintos restos paleocristianos, muy abundantes, descubiertos en la zona.

Otra pregunta que nos hacemos: ¿Cómo han llegado estos restos a La Malahá? También hay distintas versiones:

1ª Una me la contó mi amigo Luis Ramón Alférez, malaheño de pro, según la cual, el cuerpo de San Vicente no venía para La Malahá, sino para Alhama, pero una riada arrastró el carro en el que venía, muriendo el que lo conducía. Los habitantes del pueblo recuperaron el cuerpo, permaneciendo desde entonces en el pueblo.

2ª Otra versión hace referencia a que, en el siglo XVI, el dueño de la casa en la que se encuentra se marchó a Italia a participar en las guerras que se estaban produciendo allí y, a su vuelta, se trajo el cuerpo del santo como botín de guerra o como recompensa por su valor.

3ª. La versión que va ganando terreno es la que nos narra que en la casa donde se encuentra el cuerpo vivía una familia adinerada que hizo una aportación económica importante para la construcción de la Plaza de San Pedro en Roma. El Papa, en reconocimiento, le mandó este santo que estuvo en unas catacumbas unos 1500 años. Esta versión podría tener relación con la creencia de que es un mártir de la época del emperador Valeriano

Consecuencia de todas estas incertidumbres, no está reconocido como un santo oficial de la Iglesia

A pesar de todo lo dicho, hay algunas cosas que son ciertas: que está en La Malahá, que el pueblo se ha opuesto siempre que se le ha querido trasladar a otro sitio y que goza de una gran devoción como demuestran los exvotos que hay y que ha habido en la «capilla».

Después de todo, nos queda lo más importante: entrar a verlo. Para visitarlo tenemos que dirigirnos al  restaurante Asador Casa del Santo, que está al lado de la iglesia. Es un lugar ideal para comer o tomarse unas cervezas. Tanto la dueña de la casa y del bar,  Isabel, como su madre, Carmen, son muy atentas y están dispuestas a enseñar su tesoro a todo el que se acerque por el asador.

San Vicente de La Malahá
San Vicente de La Malahá. Granada. Capilla. Foto: Francisco López

Cuando entramos nos encontramos con una capilla con alfarje de madera de estilo mudéjar, lo que nos indica que puede ser del siglo XVI.

Lo primero que nos llama la atención es la Urna donde se encuentra «incorrupto» el cuerpo del santo, vestido como un soldado romano, con una espada en la mano derecha, una palma verde sostenida con la mano izquierda (símbolo del martirio), un cáliz (donde se recogía la sangre de los mártires) y un casco. Por los símbolos que hay y por la vestimenta que lleva se ha calculado que puede ser de los siglos III o IV d. de C.

San Vicente de La Malahá
San Vicente de La Malahá. Granada. Reliquias y exvotos. Foto: Francisco López

También encontramos un Sumario de indulgencias de 1784 otorgado por un arzobispo y varios obispos, lo que supone un cierto reconocimiento de la santidad de este personaje.

Otros elementos en los que podemos fijarnos son: un cuadro bordado de la Virgen de 1724, un pequeño cuadro de una Dolorosa, donación de Alonso Cano, seis relicarios en la parte superior de la urna que contienen huesos de santos, y otras reliquias y exvotos fruto de la gran devoción y confianza de la gente en su santo.

Me contaba Luis Ramón que, cuando todavía se hacía el servicio militar, las madres de La Malahá encomendaban sus hijos al santo para que los protegiera

Como dato curioso, en Lagos de Moreno, población de estado mejicano de Jalisco, se encuentra una urna similar a ésta con el cuerpo de San Hermión, mártir de los primeros siglos del cristianismo, parece que de la persecución de Diocleciano. Este mártir sí está documentado y, además, ha sido estudiado su cuerpo

Hasta aquí ha llegado nuestra ruta. Les recomiendo que se queden a comer en el Asador del Santo. Tienen unas carnes excelentes. Recomendado por mis amigos de La Malahá y por mi experiencia personal.

La vuelta la pueden hacer por Santa Fe y tomarse unos piononos en Casa Isla. Sería una gran forma  de terminar un estupendo día.